Saturday, April 27, 2024  |

By Lee Groves | 

LAS CINCO PELEAS DE TÍTULO MUNDIAL DE PESO WELTER DE HENRY ARMSTRONG EN OCTUBRE DE 1939 SON UN VÍVIDO RECORDATORIO DE LO MUCHO QUE HAN CAMBIADO LAS COSAS, Y UNA PRUEBA MÁS DE QUE ESA ÉPOCA YA NO VOLVERÁ

Una generación atrás, Oscar De La Hoya sorprendió a todos anunciando y luego logrando su objetivo de ganar cinco peleas de título mundial en un año de calendario (entre el 18 de enero y el 6 de diciembre de 1997). El actual campeón de peso ligero junior de la FIB Tevin Farmer hizo su propia versión de esta hazaña al lograr cinco triunfos en peleas de título mundial entre el 3 de agosto del 2018 y el 27 de julio de 2019, un ritmo increíble en una era donde la norma promedio para campeones y retadores de primer nivel son apenas dos peleas por años. 

Por muy impresionante que sean estos logros compartidos, uno de los inmortales del ring los superó ampliamente a ambos. Hace ochenta años, Henry Armstrong defendió con éxito su campeonato de peso welter cinco veces en el mismo mes. 

Sí, lo leyeron bien. 



Entre el 9 y el 30 de octubre de 1939, “Homicide Hank” noqueó a Al Manfredo en cuatro rounds, destruyó a Howard Scott en dos, castigó a Richie Fontaine en tres, superó por puntos a Jimmy Garrison en 10 asaltos y frenó a Bobby Pacho en cuatro. Más impresionante todavía es el hecho de que los intervalos ente las peleas fueron de cuatro, siete, cuatro y seis días respectivamente, y Armstrong hizo estas peleas en cinco estados diferentes (Iowa, Minnesota, Washington, California y Colorado). 

Fue un calendario apabullante, digno de un boxeador imparable como él, y al igual que su logro más significativo de haber acumulado tres campeonatos divisionales indiscutidos simultáneamente, esta gira fue diseñada para atraer comparaciones favorables con el nivel de actividad del campeón de peso pesado Joe Louis, al tiempo que presentaban a Armstrong como un superdotado del boxeo. 

«Lo que los promotores querían era duplicar la hazaña de Louis, quien dominaba los titulares de los diarios defendiendo su título casi todos los meses», dijo el historiador Mike Silver, quien escribió el libro The Arc of Boxing: The Rise and Decline of the Sweet Science and Stars in the Ring: Jewish Champions in the Golden Age of Boxing. «Armar esta serie de defensas de Armstrong fue un intento por generar más interés en las divisiones inferiores. Por eso, así como Louis tenía su club de ‘El Paquete del Mes’, Henry, se podría decir, tuvo su club del ‘Paquete de la Semana’». 

Quienes conocieron a Armstrong sabían que tenía un motor interno que podía aguantar un calendario tan exigente. Después de todo, había peleado 27 veces en 1937, 14 veces en 1938, y ya había hecho seis peleas hasta agosto de 1939, en la última de las cuales Armstrong perdió su título de peso ligero ante Lou Ambers gracias a que el árbitro Arthur Donovan le diera cinco rounds a Ambers debido a golpes bajos.

«Los mánagers de Armstrong sabían que era un espécimen especial, un boxeador con una estámina, energía y dureza muy poco comunes”, dijo Silver. «Era como uno de esos muñecos a cuerda que no dejan nunca de andar». 

La derrota ante Ambers terminó con una racha de 46 triunfos que incluyó 39 nocauts y una cadena de 27 nocauts seguidos (la mayor de su carrera), y Armstrong comenzó una nueva racha con su paliza sobre Manfredo en el Riverview Park de Des Moines. Mientras Armstrong comenzaba su racha en octubre hubieron algunas disputas sobre si algunos de estos combates eran lo suficientemente desafiantes como para contar como peleas de campeonato. Por un lado, las cinco comisiones de atletismo y The Ring aceptaron que eran todas peleas de título mundial, a pesar del hecho de que ninguno de los retadores estaba clasificado mundialmente. Por otra parte, dos oficiales de la NBA (organismo predecesor de la AMB) argumentaron que Manfredo y Scott no calificaban porque, según las reglas del organismo, no estaban considerados entre los tres retadores principales. Al final, The Ring y las comisiones ganaron la discusión, porque las cinco peleas están incluidas en el récord de 19 defensas de Armstrong del título welter, pero cuando uno entra en detalles se ve que los oficiales de la NBA tenían algo de razón en cuanto a las cualificaciones de los retadores antes de sus choques con Armstrong. 

Por ejemplo, Manfredo, un californiano con un récord de 74-22-8 (27 KOs), había perdido dos de sus últimos cuatro combates, y había tenido una racha de 0-9-3 entre junio de 1936 y agosto de 1937 que incluyó una derrota ante el mismo Armstrong por nocaut en tres asaltos, en otro combate de título welter en diciembre de 1938. Sin embargo, tanto Manfredo como Armstrong se presentaron por debajo del límite de peso (Armstrong pesó 141½ y Manfredo 146¾), algo que era obligatorio para peleas de título, y el razonamiento de la NBA fue dudoso, porque muchos de los retadores de Armstrong no cumplían con el requerimiento de estar entre los tres mejores del mundo. 

«Si un boxeador peleaba en una pelea ‘sin títulos en juego’ y, por alguna razón, Armstrong pesaba menos de 147 y su oponente también, técnicamente es una pelea de título», dijo el historiador y promotor miembro del Salón de la Fama, Russell Peltz. «Sin importar si eran buenos o malos boxeadores, estas peleas eran oficialmente peleas de título mundial. (El público) sabía lo que iba a suceder, y las peleas no estaban tampoco anunciadas como el mayor evento de la historia. Armstrong quería pelear seguido, y lo hizo». 

A pesar de su falta de credenciales recientes, Manfredo, de 27 años, era un boxeador duro, algo que se nota cuando vemos que Armstrong fue apenas uno de los dos boxeadores que pudieron noquearlo en 104 peleas (el otro fue Eddie Frisco, quien lo noqueara en cinco asaltos en 1936). Manfredo, un boxeador inteligente, boxeó en retroceso durante el primer asalto, ganando el round y logrando anotar con éxito en los dos siguientes episodios, pero la presión y la potencia de Armstrong probaron ser demasiado para él en el cuarto round. Una andanada final dejó a Manfredo enredado en las sogas, lo cual alentó a que el árbitro Alex Fidler intervenga al minuto con 35 segundos de ese asalto. 

Manfredo pelearía solamente dos veces más antes de retirarse en enero de 1940 (luego de ganar una y perder la otra ante Freddie Dixon), mientras que Armstrong, quien derrotó a Manfredo un lunes, viajaría a Minneapolis para enfrentar al «Cowboy» Howard Scott ese mismo viernes. 

«Realmente no tuvo mucho tiempo para hacer sparring», dijo Peltz, con una sonrisa socarrona. 

Según un reporte de prensa, Armstrong hizo una «rutina ligera de gimnasio» en Minneapolis, saltando la soga y haciendo unos ejercicios el día anterior al combate. Nuevamente, la NBA se rehusó a sancionar el combate entre Armstrong y Scott como defensa del título, debido a que Scott no cumplía con el mandato de estar entre los «tres mejores» del mundo. Pero al igual que la pelea ante Manfredo, ambos boxeadores pesaron mucho menos que el límite de peso welter (137 para Scott, 141 para Armstrong) y el secretario de la NBA Edward Foster socavó el argumento de su propio organismo, declarando que la NBA reconocería a Scott como campeón si Armstrong sufría un nocaut.

Los manejadores de Armstrong esperaban robarse algo de la atención que se le daba a Joe Louis al ganar múltiples títulos y mantener un calendario muy lleno de peleas.

Al igual que Manfredo, Scott fue un ex retador al título que estaba en el ocaso de su carrera. En poco más de nueve años, Scott, de 28 años de edad, tenía un registro de 64-40-11, y había derrotado a gente como Battling Battalino (dos veces), Frankie Klick y Eddie Zivic (hermano de Fritzie). Pero con apenas 13 victorias por la vía rápida, los puños de Scott no representaban ninguna amenaza seria para Armstrong y, peor aún, él llegó al combate con una racha perdedora de seis peleas y 1-10 en sus últimas once apariciones. En otras palabras, era el oponente perfecto para Armstrong en esas circunstancias. 

«Si soy el promotor de una pelea de Armstrong el viernes sabiendo que él ya ha peleado el lunes pasado, hay que preguntarse qué sucedería si lo hubiesen cortado o noqueado», dice Peltz. «En aquellos días, los boxeadores peleaban lesionados. En 1944, Bob Montgomery estaba buscando recuperar el título de peso ligero de manos de Beau Jack, pero el promotor Mike Jacobs le pidió que enfrente a Al ‘Bummy’ Davis dos semanas antes de esa pelea, asumiendo que lograría la pelea ante Jack de todos modos. Davis noqueó a Montgomery en el primer round, y escuché que hicieron caminar a Montgomery alrededor del Madison Square Garden un rato para que recupere los sentidos. Jacobs fue fiel a su palabra: no solamente hizo que Montgomery pelee con Jack dos semanas después, sino que logró que recupere el título. En esa época era un deporte diferente». 

Tal como se esperaba, Armstrong destruyó prontamente al muy inferior Scott, anotando una caída con un gancho en el primer asalto y derribándolo del todo con una derecha a los 1:38 del segundo round. Esa corta noche en la oficina probó ser de mucha ayuda, considerando que Armstrong iba a viajar de Minneapolis a Seattle para enfrentar a Fontaine, de 23 años de edad, quien había ganado y perdido ante Armstrong en combates seguidos en 1936. Fontaine ganó el primer encuentro en febrero por decisión en 10 asaltos, pero Armstrong superó por puntos a Fontaine en 10 asaltos 34 días más tarde. 

Desde entonces, Fontaine se había erosionado bastante, entrando al choque definitorio del 20 de octubre en el Civic Center de Seattle en medio de una debacle de 1-4-2, con su último combate terminando en derrota por nocaut técnico ante Jackie Wilson casi tres meses antes. Con el título en juego, un inspirado Fontaine, pesando 141 libras, castigó fuertemente a Armstrong, de 139¾ libras, y se las arregló para ganar el primer asalto, pero la avalancha de golpes de Armstrong pronto hundiría al retador, quien sufrió cinco caídas en el segundo y tres más en el tercero antes de que el réferi Tommy Clark interviniera. 

«Henry no me lastimó”, dijo Fontaine, quien se había hecho profesional a sus 15 años de edad y cuyo récord caía así a 40-21-10 (15 KOs). «Simplemente me mareó». 

Hasta este punto, la única parte difícil de las peleas de Armstrong eran los cortos tiempos que le quedaban entre una y otra pelea, y la cantidad de millas que tenía que viajar para cumplir con sus obligaciones. Pero Armstrong y su equipo sabían que necesitarían mejorar la competencia para su siguiente pelea, que iba a tener lugar el 24 de octubre en el Auditorio Olímpico de Los Ángeles. 

«Ninguno de los primeros tres boxeadores hubiese sido aprobado como retador al título en un estado importante en el boxeo, como Nueva York o California”, dijo Silver. «Ellos estaban en el final de sus largas carreras, y se contentaron con recibir al menos un último cheque generoso». Los combates fueron poco más que sesiones de guanteo públicas para Armstrong. La comisión de California insistió en que le pongan un oponente de nivel. Jimmy Garrison no estaba clasificado en ese momento, pero estaba en pleno ascenso». 

Comparado con los otros rivales, el «Chico de Mud Flats», de 27 años de edad, era un rival mucho más amenazante, y su récord de 32-10-4 se veía beneficiado por una racha reciente de cinco victorias seguidas. Sin embargo, al igual que los otros tres, la tasa de nocauts de Garrison era baja (siete nocauts en 46 peleas) y por lo tanto no tenía la pegada para frenar el avance de Armstrong.

Henry Armstrong recibe un cruzado de derecha de Jimmy Garrison durante su combate de campeonato de peso welter a 10 asaltos en el Auditorio Olímpico de Los Ángeles el 24 de octubre de 1939.

A pesar de que Armstrong derribó a Garrison en el octavo, no pudo anotar su nocaut número 68. En lugar de eso, según las reglas de California, Armstrong retuvo su título por decisión en 10 asaltos, declarada por el árbitro George Blake, único oficial a cargo de llevar las tarjetas. Garrison perdió tres peleas más (dos de ellas por nocaut) ante Armstrong entre diciembre de 1939 y febrero de 1944, con esta última siendo su pelea final. 

El último miembro de los «cinco de Armstrong” fue Pacho, de 29 años, un duro retador oriundo de Yuma, Arizona, quien había realizado 162 peleas desde mayo de 1929 y había peleado ante boxeadores como Battling Siki (perdió en 10 rounds en su 11era pelea), Frankie Klick (D 10, E 8), Tod Morgan (G 10, KO 7), Ceferino García (KO en 3, KO en 9, D 10, KO en 5; y KO en 3 nuevamente en 1941), Barney Ross (D 10, D12), Tony Canzoneri (D 10, D 10), Pedro Montañez (D 10), Fritzie Zivic (D 10, D 10) y ante el mismo Armstrong en una pelea de título de peso welter oficiada por el ex campeón mundial de peso pesado James J. Braddock en La Habana seis meses antes. La revancha en Denver el 30 de octubre vio a Armstrong, pesando 140 libras, noqueando a Pacho, con 146, en cuatro asaltos, el mismo round en el que terminó su pelea anterior. Fue la cuarta derrota seguida para Pacho, y en los siguientes 25 meses tendría un registro de 6-15-2 (3 KO) para poner sus números finales en 98-70-18 (48 KO). 

Silver y Peltz dijeron que a pesar de que los logros de Armstrong eran ciertamente notables, representaban apenas una pequeña parte de su leyenda. 

«Su logro no es tan inusual para los boxeadores de esa era», dijo Silver. “Freddie Miller peleó 35 veces en 1935, incluyendo tres defensas del título, y en un período de 30 del 11 de febrero al 11 de marzo de 1935 peleó en siete peleas principales, la mayoría de ellas en el extranjero y sin títulos en juego. En un período de 28 días en 1936, peleó cinco veces, incluyendo dos defensas del título. El prolífico campeón semipesado ‘Slapsie’ Maxie Rosenbloom peleó 23 veces incluyendo una defensa del título en 1931, y en 1932 peleó 31 veces y realizó cuatro defensas. Esto no le quita ningún mérito a Armstrong, que era mejor boxeador que Miller y Rosenbloom, simplemente pone las cosas en perspectiva». 

«Cinco peleas de título mundial en un mes es algo increíble, pero eso es lo que se hacía en ese entonces”, dijo Peltz. «Es simplemente parte de la historia. Incluso cuando no me gusta dar muchos detalles más allá de decir o no si un boxeador está entre los mejores 100 de todos los tiempos, si me pones una pistola en la cabeza te diría que Armstrong es uno de los 10 mejores que han pasado por este mundo. Simplemente miren lo que es su récord». 

Y es un tremendo récord, sin duda. A pesar de que Armstrong será eternamente conocido por su «triple corona» imposible de repetir, sus 19 defensas del título welter, récord en la división, y su magnífica campaña de 27-0 (26 KO) en 1937, será su racha de cinco victorias de campeonato en 21 días la hazaña que resistirá al paso del tiempo.

El autor desea agradecerle a Jeff Brophy, del Salón Internacional de la Fama del Boxeo, por aportar material de investigación adicional.

1939 no fue solamente un año más en el boxeo para Armstrong, sino que también fue el año de lanzamiento de Keep Punching, en la cual el “Homicida Hank” hizo el papel de, obviamente, un joven boxeador hambriento por pelear por el título y llamado Henry Jackson (que era el nombre original de bautismo de Armstrong):


La derrota de Armstrong ante Ambers fue precedida por la defensa del título welter ante Ernie Roderick en Londres. He aquí un resumen escrito por Lee Groves en 2014 para RingTV.com en un artículo llamado “Diez peleas notables de título welter entre EEUU y el Reino Unido“:

25 de mayo de 1939 – Henry Armstrong W 15 Ernie Roderick, Harringay Arena, Londres, Inglaterra:

Luego de que Lewis perdiera el título ante Britton por última vez, pasarían 25 años antes de que otro inglés disputara el campeonato de peso welter. Ese inglés fue Roderick, nativo de Liverpool, ex plomero que llevó su sensibilidad de hombre de clase trabajadora al ring de boxeo. A sus 17 años, Roderick se hizo profesional con una victoria por puntos sobre Tony Butcher – en 10 asaltos, nada menos. De hecho, siete de sus primeras 10 peleas llegaron al menos a 10 asaltos, y la última de esa racha fue un triunfo en 12 rounds sobre Alec Law. 

Luego de acumular un registro de 15-1-2 en sus primeras 18 peleas, Roderick entró en una recaída de 17 meses en la que su marca fue de 5-9-1, incluyendo tres derrotas por descalificación, ante Billy Bird, Jack Lord y Tommy Taylor. Pero Roderick pronto enderezaría el barco para acumular méritos y lograr una chance mundialista, sumando una marca de 58-2-1 (24) en sus siguientes 61 peleas, la última de las cuales fue un nocaut en siete rounds sobre Jake Kilrain (no, no es el mismo que peleó con John L. Sullivan) para capturar así el título británico de peso welter. 

Mientras tanto, Armstrong estaba en medio de una sensacional racha de dos años y medio que eventualmente lo depositarían en lo más alto de la lista de los mejores libra por libra de todos los tiempos. Desde el 1ro de enero de 1937, el «Homicida Hank» había ganado 45 peleas consecutivas, incluyendo 39 por nocaut, y durante un breve tiempo tuvo en sus manos los campeonatos de peso pluma, ligero y welter al mismo tiempo. Sabiendo que tenía pactado enfrentar a Lou Ambers por la faja ligera en agosto, Armstrong pesó 135 libras para el combate ante Roderick, un poco más de 10 libras menos que el retador. 

Pero cuando un boxeador tiene un motor como el de Armstrong, las libras no cuentan tanto. Desde la primera a la última campana, el patrón casi no cambió: Armstrong caminaba hacia adelante, detrás de un rítmico vaivén lateral y frontal, castigando el físico de Roderick con hachazos desde todos los ángulos, mientras Roderick circulaba a su alrededor usando su larga izquierda para mantener al campeón a raya, y lanzando veloces uppercuts cada vez que Armstrong se metía con fuerza en la distancia corta. 

Roderick mantuvo admirablemente el ritmo de Armstrong en el primer tercio del pleito, pero con el tiempo la presión del estadounidense se fue acumulando. Aun así, Armstrong no pudo derribar al retador, y esa dureza le permitió a Roderick transformarse en apenas el cuarto de cinco boxeadores en la historia en recorrer la distancia a 15 rounds con Armstrong (Barney Ross, Lou Ambers, Ceferino García y Fritzie Zivic fueron los otros).

Al momento del campanazo final, Wilfred Smith inmediatamente le levantó la mano izquierda al todavía enérgico Armstrong. Desafortunadamente para Armstrong, la pelea con Roderick fue el último triunfo de su racha invicta, porque tres meses después Ambers recuperaría el campeonato de peso ligero gracias a cinco penalizaciones por golpes bajos que le permitieron al retador alzarse con ocho rounds contra los siete del campeón. Mientras tanto, Roderick lograría otras glorias, obteniendo los títulos británico y europeo en el peso welter, y el cinturón europeo de peso mediano. Luego, cerraría su honorable carrera de 19 años con una racha de cuatro derrotas (todas por puntos) acumulando una marca de por vida de 112-24-4 (45).