Thursday, April 25, 2024  |

By Gareth A Davies | 

LOS FANÁTICOS BRITÁNICOS SE MOSTRARON MÁS QUE FELICES CON LA OPORTUNIDAD DE VER A VASILIY LOMACHENKO EN ACCIÓN, AÚN CUANDO ESTO SIGNIFICÓ UNA DERROTA PARA EL LOCAL LUKE CAMPBELL

Creo que ya es seguro acusar a Vasiliy Lomachenko de ser perfeccionista. El campeón de The Ring oriundo de Ucrania se aventuró a darse a sí mismo apenas un siete sobre 10 por su defensa de los títulos de la AMB y OMB además de la obtención de la versión CMB, en una extraordinaria exhibición de técnica boxística ante el británico Luke Campbell en Docklands, Londres. Olvídense del siete. Lomachenko no solamente derrotó a Campbell, sino que también vino, vio y conquistó a los aficionados más exigentes del mundo durante una semana en la que los fanáticos británicos le dieron a «The Matrix» un resonante y perfecto puntaje de 10 sobre 10. 

Esa adulación no solamente resonó en la ya sonora O2 Arena, sino desde el mismo comienzo de actividades en la semana de la pelea, en el famoso York Hall de East London hasta el final de la magistral clase de boxeo que fue oficialmente calificada con dos tarjetas de 119-108 y una de 118-109. Para ser justos con Campbell, quien había sido desestimado totalmente antes del pleito, la pelea fue más cerrada todavía, con muchos de los rounds siendo muy competitivos. Y, aun así, la magia que conjura Lomachenko con sus movimientos de danza inspirado en los bailes cosacos y su bolsa de trucos ejecutados mayormente con la mano izquierda persuadieron a los jueces de darle un veredicto favorable, round tras round.



Campbell se merece grandes halagos por hacer lo que otros (Jorge Linares, Guillermo Rigondeaux y Nicholas Walters, por dar nombres) fueron incapaces de hacer, y esto es soportar las apabullantes habilidades que propone Loma sobre el ensogado. Lastimado al final del quinto y en las lonas en el 11er round, Campbell, un duro personaje de la ciudad de Hull en el Mar del Norte, con soldados y pescadores de alta mar en su linaje, pudo demostrar con su propia precisión y esfuerzo por qué es el boxeador amateur más premiado de la historia del boxeo británico. Hay que remontarse a las Olimpíadas del 2012 (en las que tanto Lomachenko como Campbell ganaron medallas doradas en el peso ligero y gallo, respectivamente) para ver a una multitud británica alentando con tantas ganas por un boxeador extranjero mientras el ucraniano caminaba hacia el ring. Sus compatriotas Wladimir Klitschko y Aleksandr Usyk estaban ahí también, por cierto. Ambos recibieron un cálido aplauso del estadio. 

Bob Arum, cual demacrado conductor tratando de dirigir una orquesta, también era parte de la comitiva. El veterano promotor ciertamente sabe cómo pulir la gema que tiene bajo su batuta empresarial. El «Loma Show» será un fenómeno global, explicó. Londres fue apenas el comienzo. 

«Hay gente que quiere ver a Loma en todo el mundo», dijo Bob. «Muhammad Ali fue mi mentor, y me enseñó que si vas a ser una súper estrella global del boxeo tienes que pelear por todo el mundo. No puedes quedarte solamente en los Estados Unidos o en cualquier otro país. Los objetivos míos y de Loma coinciden en que tiene que pelear en todo el mundo, porque hay un enorme mercado deportivo para él. Con Ali peleamos en el Reino Unido, Alemania, Japón, Filipinas, Suiza, en todo el mundo. Eso es lo que un campeón debe hacer para ser una súper estrella, en mi opinión. Y creo que eso es lo que Loma está haciendo».

Sin embargo, Arum dijo que Loma ha llegado al límite de sus aspiraciones físicas en las 135 libras. «Yo no tomo decisiones sobre el peso de los boxeadores. Tenemos a un solo genio en este grupo, y ese es su padre. Es la persona más inteligente que yo haya conocido, en lo que respecta a boxeo. Realmente entiende el deporte, y entiende a su hijo. Esa es la verdad. No soy yo quien toma las decisiones, es su padre. 

«Nuestro sueño es que Lomachenko sea como Henry Armstrong», dijo Arum. «Queremos que pelee en las tres divisiones simultáneamente, no solamente que unifique su división. Haremos eso en algún momento del año próximo. Pelear con los mejores boxeadores en las 135, 130 y 126 libras. Ya pueden ver el tamaño de un ligero pequeño representado por Luke Campbell. Vasiliy es un tipo mucho más chico». 

Arum está en lo correcto aquí, pero las grandes peleas para Lomachenko están en las 135 libras. Richard Commey, Teofimo López, Devin Haney. Dos de esos tres no serían una mala elección en los próximos 12 meses. 

Pero algo más podemos decir sobre Loma-Campbell: Ellos batallaron durante los primeros tres asaltos como si fuese una final olímpica, con el campeón moviéndose de lado a lado, Campbell tomando inteligentemente el centro del ring, y buscando aperturas – confiado, en su tierra, orgulloso mientas la pelea se transformaba en una disputa por la trascendencia. Campbell mantuvo un ritmo feroz mientras Lomachenko redoblaba su ataque en el cuarto, comenzando sus ataques al cuerpo, sus golpes más duros de esta pelea de campeonato.

Sin duda, 56 de los 211 golpes conectados por Loma (27 por ciento) fueron golpes al cuerpo, la mayor diferencia que hubo la pelea. Solamente 18 por ciento de los golpes de Loma conectados en sus 13 peleas anteriores habían sido golpes al cuerpo. Según las estadísticas de CompuBox para esa pelea, Lomachenko se escapó en la segunda mitad, superando a Campbell 140-73 en los rounds 7-12. 

En el 11er round, Campbell cayó debido a una izquierda al cuerpo y a una corta derecha en punta, recibiendo la protección del réferi Victor Laughlin. Pero el británico batalló audazmente hasta el final. Campbell fue derrotado ampliamente en las tarjetas, pero nunca se lo vio humillado.

Tal como el mismo Lomachenko lo había vaticinado, iba a ser una «pelea de estilo amateur al más alto nivel – con caídas a la lona». Y así fue. 

Un par de días más tarde, Campbell me habló sobre su dolor. Pero fue un dolor emocional, mental más que físico, aún a pesar del hecho que fue llevado inmediatamente al hospital después de la pelea por pura precaución. 

«Orgullo. Eso es lo que más duele. No me gusta perder. Esa es la parte más difícil. Estoy en esto para ganar”, dijo Campbell, con la audacia aún tiñéndole la voz, como si estuviese listo para entrar al ring por otros 12 asaltos. «Cuando las cosas no van para tu lado, eso es lo que más molesta. Estas sensaciones eventualmente desaparecen. No me voy a quedar con esto en la cabeza. Yo me metí a pelear con un muy buen boxeador, el número uno del mundo libra por libra. Hay cosas en mi actuación que yo sé que puedo mejorar, eso es seguro. 

Campbell miró la pelea solo, 8 horas más tarde. «La vi a las 1:30 de la madrugada, no podía dormir. Mi actuación fue correcta. Siempre es duro cuando el tipo enfrente tuyo es tan calmado». 

Y agregó: «La gente decía que él estaba como boxeando mecánicamente, y fue así, pero eso es culpa mía también. Yo no lo quería dejar cambiar de marcha. Usualmente, lo ves ponerse más y más implacable a medida que avanza la pelea. Usualmente hace algo de exhibicionismo, pero no pudo hacer eso ante mí. Yo estuve ahí, frenándolo en todo momento. Sin embargo, el destino es el mismo: Yo seré campeón. Ya lo verán. Yo seré campeón. Pero la verdad es que yo no solamente quiero ser campeón. Quiero ser uno de los campeones de élite». 

En general, el evento marcó un momento en el tiempo. El boxeo ha estado en ascenso desde las Olimpíadas del 2012 en este país, y Lomachenko fue parte de eso. Reconoció después del pleito lo que significaba tener el apoyo de los fanáticos británicos. Pocos se cuestionan que el ucraniano tenga la capacidad de lucirse, tirar combinaciones vistosas, y llevar siempre una sonrisa como la que mostró durante toda la semana. Seguramente se sintió como en su casa en la ciudad de Londres. Durante una noche, o quizás la semana entera, realmente fue así. Lomachenko y Londres realmente se llevan bien. 

«Gracias a todos por venir a dar su apoyo. Los fanáticos británicos del boxeo son los mejores del mundo», dijo, con su acompasado dominio del idioma inglés. Arum levantó sus manos y aplaudió. Eddie Hearn, promotor de Campbell, sonreía radiante. Todo un cumplido de parte de uno de los mejores boxeadores que hemos visto en estas tierras, desde Muhammad Ali a Marvin Hagler y más allá. Su paso por aquí vivirá un largo tiempo en nuestras memorias.

Gareth A Davies es el periodista de boxeo del periódico The London Telegraph.