Friday, April 26, 2024  |

By Brian Harty | 

12 de abril, Staples Center, Los Ángeles

Anthony Crolla hizo una elección rara de su música para entrar al ring, comenzando con unas estrofas de The Eagles y su “Hotel California.” En la canción original, un viajero cansado llega a un hotel de ensueño similar a una «casa de placeres» lleno de gente extraña, y es incapaz de decidir si ha llegado al infierno o al cielo. En la mayoría de las situaciones, esa es una analogía muy cómoda para el deporte de los puños. En el caso de Crolla, todos en el mundo del boxeo ya habían tomado esa decisión en su nombre (las chances estaban muy, muy inclinadas hacia el infierno), por eso la música atrajo atención hacia una ya ominosa atmósfera, y la oscureció aún más. Pero al final terminó yendo al ring – con la abeja que simboliza el homenaje a su ciudad natal de Manchester orgullosamente bordada en su bata – para enfrentar al mejor boxeador del mundo libra por libra.

La «bestia» que le dio la bienvenida al círculo cuadrado del infierno, Vasiliy Lomachenko, estaba quizás un poco molesto tras su última pelea, en la cual José Pedraza había estado entre las primeras víctimas del ucraniano en escuchar los resultados de las tarjetas en más de tres años. A pesar de lo amplias que fueron esas tarjetas; las faltas de otro nocaut para Loma habían llevado a acusaciones de que él era apenas un ser humano normal después de todo. También habían alimentado algunas críticas sobre cómo el campeón de peso ligero de la AMB, OMB y The Ring había llegado a su pináculo en la conquista de la división, que sus rivales en las 135 libras estaban al borde de ser lo suficientemente grandes de tamaño como para anular de ese modo sus habilidades supernaturales. Y luego estaban las preguntas continuas sobre su capacidad para lanzar ganchos de derecha tras una cirugía de hombro a mediados del 2018.

Nada de eso hacía presagiar algo bueno para las chances de Crolla. El plan original había sido que Loma enfrente al monarca de la FIB Richard Commey, pero el ghanés se lesionó la mano durante su nocaut sobre Isa Chaniev en febrero al ganar el título, y fue forzado a cancelar. Crolla se ofreció como ex monarca de peso ligero, con sólidas habilidades boxísticas, pero falta de poder, y el consenso fue que no sería capaz de repetir el logro de Pedraza.



«Descargar» es la palabra clave para describir lo que los boxeadores como Lomachenko y Terence Crawford hacen en los primeros rounds. Ellos golpean muy poco, y en lugar de eso observan y miden a sus oponentes mientras tratan al mismo tiempo de obtener puntos desde el comienzo. Todo comenzó de ese modo ante Crolla, pero para el final del primer asalto, el campeón ya estaba hilvanando combinaciones de cuatro golpes con cuatro tipos diferentes de golpes a la vez. El retador había anotado una buena derecha al cuerpo y esquivó un uppercut bajo la izquierda de su oponente zurdo en el segundo round, pero claramente estaba persiguiendo algo que nunca iba a atrapar. ¿Qué es lo que haces cuando la persona que estás enfrentando parece conocer tu estilo mejor incluso que tú mismo? Luego de que Lomachenko descargó todo lo que necesita, realmente no se transforma en una máquina de anotar números, sino que es más una inteligencia artificial rebelde que fue creada para ayudar a la gente a entenderse a sí mismos, pero decidió que era más divertido destruirlos.

Para el tercer asalto, Lomachenko estaba fluyendo, y la disparidad en potencia era notable, con Crolla incapaz de lograr conectar con potencia sobre su movedizo objetivo, o tan siquiera lograr espacio suficiente como para intentarlo. Una andanada de una decena de ganchos adormecedores produjo bastante daño cuando el referí Jack Reiss intervino para decidir que había sido una caída técnica, indicando que las sogas habían sido lo único que sostenía a Crolla en posición vertical, y Lomachenko y su equipo comenzaron a celebrar. Para el momento en que se restauró el orden, la pelea había casi terminado. Un minuto entrado el cuarto round, Lomachenko ya no dejaría dudas, con un gancho de derecha que conectó sobre la oreja de Crolla y lo derribó como a un zombie caminando sobre un campo de croquet – de frente sobre su rostro, manos a los costados.

«Puedes hacer el check out, pero no puedes irte nunca», dice la canción. Crolla recordará esa experiencia para siempre, sin dudas. Incluso mostró un toque de una sonrisa apreciativa en su rostro ensangrentado luego de ser ayudado a ponerse de pie. Lomachenko (13-1, 10 KOs) tuvo un corte sobre su ojo izquierdo debido a un cabezazo, pero más allá de eso su hombro y su mística quedaron intactos.

Cuando Claressa Shields nació en 1995, la pobre Tyrannosaurus Rex ya había dejado su mejor momento atrás por dos años. Gracias a los pequeños y malvados velociraptors de Jurassic Park, el alguna vez inigualable monstruo de la cadena alimenticia prehistórica ya había sido reducido a un animal casi inofensivo. Luego llegaría la revelación de su infancia de que el «rey de los lagartos tiranos» había estado probablemente cubierto de suaves plumas (¡gracias, ciencia!), seguido por el humillante meme que indicaba que «T-Rex odia hacer flexiones de lagartija”. La emoción se había ido.

Ahora, Claressa ya ha crecido, y su nombre «T-Rex» ya se ha reconciliado con sus sanguinarios orígenes. Uno podría argumentar que las cosas suceden rápidamente en el boxeo femenino porque la cantidad de boxeadoras es menor, pero su lista de logros es extraordinaria: Medalla de oro olímpica en 2012 y 2016, campeonato súper mediano unificado después de apenas cuatro peleas profesionales, campeonato unificado de peso mediano después de seis combates. En su novena pelea profesional, Shiels apuntaba a lograr algo sin precedentes: un campeonato indiscutido de peso mediano alzándose con el primer cinturón divisional femenino de la revista The Ring. Para llegar ahí, tuvo que superar a Christina Hammer, cuyo título de la OMB era la pieza final del rompecabezas.

Hammer, al igual que sus contrapartes masculinas anteriores Felix Sturm y Arthur Abraham, era una boxeadora con un trabajo constante en Alemania, como campeona de larga data peleando para fanáticos que la aprecian, y un registro de 24-0 para más dato. Las cosas no fueron bien para esos hombres cuando salieron de los cálidos confines de sus propias fronteras, por eso Hammer demostró mucho corazón al firmar para enfrentar a la peligrosa Shields en Nueva Jersey. Fue vista como la mayor pelea femenina de todos los tiempos, una auténtica súper pelea, y los promotores de ambas peleas conjuntamente con Showtime habían estado plantando las semillas por más de un año, llegando a poner a Shields y Hammer en una cartelera conjunta en Detroit en 2018, la cual incluyó una confrontación posterior cara a cara, para las cámaras.

Sin duda, el nivel de expectativa no era común para una pelea femenina en los Estados Unidos una vez que la campana sonara. Después de todo, la ventaja siempre giraba en una dirección. Hammer tenía ventajas físicas claras en altura y alcance, y Shields – con sus brazos de corto alcance que habían inspirado el apodo de T-Rex cuando era niña – se quedó mayormente corta con sus intentos de contragolpear con ganchos los constantes jabs de la alemana. Sin embargo, uno podía ver en la potencia detrás de esos golpes errados que Hammer estaría en problemas si Shields lograse controlar la distancia.

Y ella lo logró. En el segundo asalto, Shields sacudió a Hammer con una derecha cruzada al cuerpo seguida de un gancho de izquierda arriba, y luego mostró los colmillos aún más al empujarla hacia adelante con su propio jab para acercarse más. Hammer estaba peleando cómodamente solo desde la distancia con un estilo directo y limitado, y se estaba enervando con la habilidad demostrada por Shields para escaparse hacia los lados y hacer daño desde diferentes ángulos en múltiples niveles. Y «daño» es la palabra clave. Hammer vino a buscar una pelea de tonos amateur – buena competencia ganada por técnica superior. Incluso si ese hubiese sido el caso, ella hubiese sido derrotada por el juego mucho más versátil de Shields. Pero Shields vino a eso y también a arrancarle la cabeza a golpes.

Ya pasado el punto medio de la pelea, Shields solamente ganaba más y más velocidad, mientras que Hammer trataba infructuosamente de encerrarla. En el octavo, Hammer cayó bajo fuego contra las sogas y probablemente evitó ser noqueada al escupir su protector bucal, pero luego sus pies no lograban encontrar las lonas. Ella estaba siendo demolida y lo sabía, pero siguió peleando bien hasta el final, tratando de dar la apariencia de tener energía de sobra.

Shields (9-0, 2 KOs) – quien ganó por puntuaciones de 98-92, 98-92 y 98-91 – no tuvo esos problemas, y fue directo hacia las sogas a gritarle a la gente «¿Cuál es mi nombre?» “T-REX!” gritaron sus fanáticos. La escena se repitió una y otra vez. Luego, ella lanzó un convincente grito reminiscente de Muhammad Alí al indicar que «Soy la más grande», con una mezcla de encanto y amenaza vociferada a los cuatro vientos. Para Savannah Marshall, la única boxeadora que ha superado a Shields (allá por 2012) y que tiene ahora un récord de 5-0 (3 KOs) como profesional en el peso súper mediano, Shields dijo que iría al Reino Unido a pelear, y también ofreció «tráiganla aquí, la voy a matar». Y también dijo “tráiganme a Cecilia Braekhus.” Es una idea muy interesante. Como peso welter, Braekhus hubiese tenido una desventaja de tamaño muy indeseable, pero el peso intermedio correcto podría garantizar un gran combate para que Shields se motive, y una oportunidad de coronar a la mejor boxeadora del mundo, sin duda alguna.

20 de abril, Madison Square Garden, Nueva York

«Libra por libra» se ha transformado en un argumento de venta, por lo cual el comentario alrededor de la pelea de pay-per-view entre Crawford y Khan giraba sobre esta pregunta:¿Quién es el boxeador No. 1 del mundo libra por libra? ¿Es acaso Vasiliy Lomachenko o Terence Crawford? Después del combate… ¡Lo sabremos! ¿Mejor peso welter? Ya sabremos eso también de algún modo, aún a pesar de que Errol Spence no está involucrado en esta pelea.

Desafortunadamente, todavía hay demasiadas cosas que no sabemos, incluyendo lo que terminó sucediendo dentro de los pantalones de Amir Khan. Ya hablaremos de eso más tarde.

No es necesario decir que Khan no estaba invitado al concurso entre los mejores libra por libra, a pesar de que ya lo conocía de antemano. Es uno de los tipos iguales a Jorge Linares, un boxeador con dotes físicos extraordinarios, pero que por la razón que sea sigue quedándose corto. El don principal de Khan – la velocidad – ha estado en caída durante mucho tiempo, y esto se sabía. Su falla más perceptible – su quijada – había sido el «factor X» en cada una de sus peleas desde aquella derrota por nocaut en el primer asalto ante Breidis Prescott en 2008. El riesgo que aportaba a este evento era demasiado seductor como para que promotores y periodistas lo dejen pasar, sin importar cuántas veces Khan aguantara un golpe. Era el otro don de Khan – fama – lo que realmente lo transformó en un oponente tan importante para Crawford. Encabezar una cartelera de PPV en el MSG fue un enorme paso en la carrera del púgil de Nebraska, y el momento fue magistralmente armado para que él brille.

Crawford, quien estaba defendiendo su título de la OMB, comenzó con su postura ortodoxa para igualar la de Khan, y parecía no estar haciendo mucho en el primer asalto (descarga en proceso…) hasta que el retador lanzó un jab y Crawford contraatacó con una derecha corta seguida de un gancho de izquierda. Las piernas de Khan se doblaron como una silla plegable, y terminó en las lonas. No pareció demasiado. Pero si ustedes pensaban que esto fue anticlimático, esperen un poco…

Por el momento, la acción comenzaba a mejorar. Khan logró superar el primer round y comenzó a boxear para recuperar terreno en la pelea, usando un poco de su vieja rapidez y un jab veloz mientras Crawford se concentraba casi por completo en contragolpear de a un solo golpe por vez. Estando en esa situación, Khan debería haber recibido algo de crédito por continuar impulsando las acciones – las combinaciones de potencia y reflejos de Crawford eran obviamente capaces de noquearlo, pero con el monarca contentándose con esperar, Khan estaba siendo forzado a participar en su propia ejecución, lo cual es interesante pero también complicado.

En el tercero, Crawford cambió a la postura zurda y siguió esperando, pero en el cuarto decidió probar algo más. Soltó una variedad de golpes, muchos de ellos apuntados al cuerpo de Khan, y tiró todo con mucha fuerza. Conectó a Khan desde el rango más largo, luego se abrió con su pie izquierdo, y se cerró para hacer más daño aún. El retador respondió a la agresión, abalanzándose con golpes rectos y alguna contra aislada, pero también estaba siendo castigado – visiblemente en el rostro y presumiblemente en también en sus partes ocultas. Lo cual nos lleva al sexto round.

En algún lugar en medio de un intercambio de golpes, Crawford lanzó un gancho de izquierda que conectó debajo del cinturón de Khan y en alguna parte de la región habitada por su testículo derecho. La ubicación exacta se desconoce, pero Khan insistió en que fue golpeado en sus «nueces», y que estaba sufriendo un dolor debilitante. No quiso recibir los cinco minutos de recuperación que le permitían las reglas, sino que quiso detener la pelea, según el entrenador Virgil Hunter, quien le informó al referí David Fields que la pelea se había terminado. Y eso fue todo. Nocaut técnico para Crawford. ¿Sabemos ahora quién es el No. 1 libra por libra?

Kahn trató de decir que él lo era mientras la multitud lo abucheaba, pero no importó demasiado. No había lugar para una revancha, y nadie puede probar qué había debajo del lugar donde Crawford (35-0, 26 KOs) conectó ese golpe en la entrepierna. Mayormente se sentía esa sensación de que estaba ganando, y Khan vio la puerta abierta para escaparse y la aprovechó.

Crawford hizo entonces lo que se esperaba de él, y todo el trabajo que hizo por encima de la línea de cintura de su rival lució muy viene. Sin embargo, no nos enteramos de nada nuevo con respecto a los rankings libra por libra o de peso welter. Para eso tendremos que esperar a que Bud enfrente a Spence.