Thursday, April 25, 2024  |

By The Ring | 

ALREDEDOR DEL MUNDO

Por Gareth A Davies

El ‘De La Hoya de Doncaster’ Dave Allen: Coca Cola dietética, ciclos menstruales y golpes al hígado

Dave Allen es uno de los pesos pesados a sueldo en la segunda línea del promotor Eddie Hearn. O al menos lo ERA. Ahora mismo está en un momento delicado. Allen, de 27 años de edad, 114 kilos y 1.92 m, bebe Coca Cola dietética entre un round y otro, tiene apodos que van desde «Rinoceronte Blanco» hasta «El De La Hoya de Doncaster», y se las ha arreglado para transformarse en uno de los peleadores más atractivos para los fanáticos en el boxeo británico. Su excentricidad también ayuda mucho. «La gente mira a los boxeadores profesionales de peso pesado y piensan en Mike Tyson en 1987, caminando por ahí luciendo amenazante y temible. Yo quizás sea el hombre menos intimidante del mundo», explicó Allen recientemente, hablando de sus hobbies como coleccionar tarjetas de Pokemón, su Game Boy o su gusto por «mirar videos de lucha libre de entre 1998 y 2001».

Dave Allen. (Christopher Lee/Getty Images)

Con poco tiempo de aviso ha aceptado peleas ante algunos de los mejores pesos pesados como Dillian Whyte, Luis Ortiz y Tony Yoka. Estaba considerando retirarse hasta que fue noqueado brutalmente por el también británico Nick Webb el año pasado. Allen reveló sus problemas con una enorme dosis de honestidad antes de su último combate, afirmando que su adicción a las apuestas y sus depresiones momentáneas han sido sus grandes demonios. Sin duda, antes de pelear con Whyte, Allen dijo que no tenía dinero para comer adecuadamente, y que sin duda estaba apenas ganando dinero. Afirmó que solamente le habían pagado por cinco de las 11 peleas que tuvo en los últimos años.



«La mayoría de los boxeadores dicen que estarían muertos o en la cárcel si no existiera este deporte. En mi caso, creo que estaría trabajando 40 horas por semana en algún depósito, en la miseria, con seis hijos de cuatro mujeres diferentes. Y con todo y eso quizás estaría muerto también», explicó en una entrevista con The Telegraph en la que expuso sus problemas de salud mental, alentando a otros deportistas a hacer lo mismo, llegando incluso a describir sus cambios de estado de ánimo como un tipo de «ciclo menstrual masculino».

«Solía haber un estigma con el tema de la salud mental en los deportes. Nos estamos abriendo más y más, pero todavía hay mucho para trabajar. El cerebro humano es algo bastante raro. Yo soy muy parecido a una mujer con un ciclo menstrual: tres semanas libres, y luego cuatro o cinco días de malhumor. Eso está muy metido en mi cerebro. Pero no tengo vergüenza ahora de decirle a todos lo que soy».

Su sinceridad le ha generado un grupo de seguidores de culto, a la par de su éxito. El mes pasado, Allen se aseguró el mayor triunfo de su carrera cuando noqueó a Lucas Browne en el tercer asalto con un golpe perfecto al hígado en el combate principal en Londres. Se ha asociado con el ex monarca de peso mediano Darren Barker como su entrenador. Sus seguidores siguen sumándose. El 20 de julio enfrentará a David Price en la cartelera encabezada por Dillian Whyte ante Oscar Rivas. Si gana, podrá seguir soñando… e incluso quizás pueda soñar en grande.

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Eddie Hearn: ‘Estoy preparado para morir por el negocio famliar’

La palabra «mariquita» no es una linda palabra para describir a un hombre que ha invertido su vida en los deportes de combate. Pero Eddie Hearn se está definiendo así. «Crecí pensando que yo era duro como una tuerca de acero, pero he sido un mariquita», me dijo el promotor. La palabra «mariquita» (N. del T.: «pansy», en la versión en inglés) está definida por el Diccionario Cambridge como «un término ofensivo para describir a un hombre que se comporta de un modo considerado más típico de una mujer».

Ahora bien, Eddie está siendo políticamente incorrecto aquí, además de auto-flagelarse. Deberíamos disculparlo. Nos está explicando que fue a una escuela privada muy cara, gracias al trabajo duro y al éxito de su padre Barry, en la cual fracasó a los 16 años para luego transferirse a la escuela de los puños callejeros. Pero en la misma frase, Hearn me dijo que está dispuesto a morir en defensa del negocio familiar. «Daría mi vida por él», explicó durante AQUELLA semana de estar persiguiendo incansablemente a un nuevo oponente para Anthony Joshua para su debut en el Madison Square Garden luego de los horrendos resultados de las pruebas antidoping de Jarrell Miller.

Hearn, armado con el don de la palabra, un conocimiento enciclopédico del negocio, y una creciente habilidad para resolver problemas, dijo muy audazmente: «Los boxeadores dicen que están preparados para morir en el ring, pero yo estoy preparado para morir por el negocio familiar».

Hearn es un adicto al trabajo, con compromisos en ambos lados del océano. «Lo amo, lo estoy viviendo, y es todo para mí. No soy un tipo excesivamente intelectual”, dijo. «Siempre bromeo con mi esposa diciendo que soy un tipo muy sencillo. Voy a trabajar y de ahí voy a mi casa, veo a mis hijos y me voy a dormir. Luego me levanto y voy a trabajar. El problema ahora son los husos horarios. Tengo unas tres horas de descanso pro noche. La prueba para mí es superar en cantidad de trabajo a mi padre. Yo siempre he sido el hijo de Barry Hearn».

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El Predicador Fajador, Derrick Osaze

Derrick Osaze fue coronado como ganador de “Ultimate Boxxer III: Los Medianos», un torneo de tres etapas en una sola noche que ha ganado adeptos en el Reino Unido. Al día siguiente estaba predicando un sermón. Osaze, conocido como el “Predicador Fajador”, derrotó al favorito Grant Dennis para alzarse con la “Bata Dorada” y un premio de £50,000 ($64.000 dólares). «La gente lo ve como una doble vida, pero ambas coinciden», dijo el peleador de 25 años, quien es también ministro en la iglesia local. «El boxeo es mi profesión, pero ser ministro es mi fe. Necesito las dos cosas, porque no podría funcionar como boxeador sin mi fe. ¿Su ambición actual? «100 por ciento, conocer a George Foreman».

El torneo está ciertamente generando algunas promesas genuinas. Es una creación de Ben Shalom, quien planea armar cinco shows este año, todos transmitidos por BT Sport, la misma cadena con la cual Tyson Fury, Billy Joe Saunders y otros tienen contratos a través del promotor Frank Warren. “Sólo te hace falta mirar a nuestro último ganador, Shakan Pitters», me dijo Shalom. «Salió absolutamente de la nada y llegó al número 10 en el peso semipesado en el Reino Unido gracias a su éxito, y Dec Spelman peleó por el título inglés gracias a las peleas que hizo con nosotros. Hacer peleas es una cosa, pero lo más importante es mostrarlas ahí afuera».

Gareth A Davies es el periodista de boxeo del periódico The London Telegraph.

 

Por Ryan Songalia

Parece ser que John Riel Casimero puede ganar títulos mundiales solamente cuando abandona su país natal. De las cuatro veces en que ha ganado títulos significativos, incluyendo interinos y mundiales, todos fueron en el exterior, mientras que perdió su primer título en la balanza en Cebu y también sufrió una sorpresiva derrota ante Jonas Sultan en 2017 en la misma ciudad.

Casimero nuevamente tuvo esta «ventaja de visitante» en Carson, California, y logró allí encaminar su carrera nuevamente al noquear a Ricardo Espinoza en el 12do round el pasado 20 de abril para alzarse con el título interino OMB de peso gallo. A pesar de anotar una caída en el sexto asalto, Casimero entró al 12do round enfrentando un empate dividido. Y ahí tomó el asunto en sus manos.

John Riel Casimero. (Lintao Zhang/Getty Images)

«No sabía si podría derribarlo en el 12do, porque es tan fuerte y duro”, dijo Casimero (27-4, 18 KOs). «Por eso cuando lo derribé… lo terminé de liquidar».

No está nada mal para un tipo cuyo entrenador, Jhun Agrabio, se perdió el combate debido a problemas de visado y tuvo que adaptarse a un entrenador substituto como Rodel Mayol en Los Ángeles.

Fue el debut estadounidense de Casimero, y el 10mo país en general en el que ha peleado, pero pocos fuera del Dignity Health Sports Park vieron ese combate de relleno, que tuvo lugar después de finalizado el pleito estelar entre Danny García y Adrián Granados. Aun así, la victoria resucitó la carrera del nativo de Ormoc, Leyte, de 30 años de edad, y lo puso fila para enfrentar al monarca de la OMB Zolani Tete.

Tete, quien no ha realizado todavía una defensa obligatoria desde que enfrentara a Omar Narváez en abril del 2018, había estado atrapado por la World Boxing Super Series, pero todo eso se terminó cuando canceló su pelea ante Nonito Donaire al sufrir una tendinitis en su hombro derecho. Una vez que Tete se recupere, se espera que la OMB ordene una pelea ante Casimero.

«La próxima vez, él tendrá un gran campamento en los Estados Unidos y estará realmente listo», dijo el armador de peleas Sean Gibbons. «No se sorprendan si le conecta a Zolani Tete justo en la quijada».

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Parece que es mala suerte enfrentar a Donaire en la WBSS. Primero fue Ryan Burnett quien canceló su pelea por una lesión en la espalda, y luego fue Tete quien canceló por otra lesión. Por suerte, Stephon Young estaba en la cartelera previa, clasificado mundial y dispuesto a pelear con poco tiempo de aviso. Desafortunadamente para él, Donaire todavía pega muy, muy duro en las 118 libras, tal como se enteró el nativo de St. Louis en el 6to round de su choque el pasado 27 de abril en Lafayette, Louisiana. Es fácil olvidar que, a pesar de sus altibajos, Donaire está invicto en el peso gallo. Ahora enfrentará a Naoya Inoue en la final.

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(Harry How/Getty Images)

Manny Pacquiao ya tiene oponente para su segunda pelea bajo la promotora PBC: Keith Thurman. La pelea está anunciada como un pay-per-view para el 20 de julio en el MGM Grand, pero el combate ya venía siendo un rumor hace tiempo. Se vislumbra como el oponente más peligroso para Pacquiao en varios años, considerando que Thurman tiene 10 años menos que él con sus 30, está invicto, y con un registro de 22 nocauts en 29 victorias se sabe que es un pegador muy duro. Pero el nativo de Florida tuvo también que lidiar con la inactividad debido a lesiones en codos y manos, perdiéndose todo el 2018, y lució vulnerable en una victoria por fallo mayoritario sobre Josesito López en enero pasado.

Podría llegar a ser una apuesta inteligente para Pacquiao, pero no queda claro todavía cuál es la gracia de seguir peleando más allá de sus 40 años.

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Resulta ser que la receta para lo que le dolía a Jerwin Ancajas era la vitamina F… Ryuichi Funai. El retador obligatorio japonés probó ser la presa ideal para Ancajas el pasado 4 de mayo, ayudando a borrar el estigma de su deslucida pelea ante Jonas Sultan y el empate ante Alejandro Santiago. Por supuesto, ayudó mucho el hecho de que Funai a menudo atacaba con la cabeza primero, pero Ancajas estuvo justo en el punto, conectando con su izquierda recta y ganchos de derecha hasta que el médico de turno detuvo el pleito al comienzo del séptimo. Luego, el promotor Bob Arum mencionó al invicto australiano Andrew Moloney, la mitad de la pareja de mellizos que firmara recientemente, como potencial oponente.

«Creo que sería una buena pelea porque (Moloney) no tiene derrotas todavía, y siempre hace buenas peleas”, dijo Ancajas.

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En lo que respecta a drama, la decisión técnica en ocho asaltos anotada por Romero Duno ante Juan Antonio Rodríguez el 16 de mayo fue todo lo buena que se pueda esperar de una cartelera pequeña. El fajador filipino batalló durante gran parte de la noche con el pegador zurdo que había anteriormente noqueado a Mercito Gesta en nueve asaltos, pero Duno conectó luego a Rodríguez con un gancho al cuerpo que lo derribó por un conteo de nueve segundos. Desgastado y sangrando en ambos ojos debido a cabezazos accidentales, Rodríguez pareció decirle al árbitro Raúl Caíz que ya no quería seguir, pero la pelea terminó en las tarjetas en lugar de un nocaut técnico. Duno se impuso por fallo dividido en una pelea que nos hizo recordar a su victoria sobre Gilberto González, otro zurdo con potencia, pero es una espada de doble filo ver a una promesa joven haciendo peleas duras a los 23 años. Duno admitió después que su técnica lució desprolija, pero dijo que su corazón le impedía aceptar una derrota: «Me podrán ver en problemas, pero nunca me verán abandonar», escribió Duno en su página de Facebook.

Ryan Songalia vive en Nueva York y puede ser contactado en [email protected].

 

By Droeks Malan

It was youth vs. experience at the Orient Theatre in East London when amateur standout Nhlanhla Tyirha met the vastly more experienced former titleholder Nkosinathi Joyi in only his fifth pro fight, and the result was an all-southpaw junior flyweight battle that didn’t disappoint. Tyirha had won the national title in his last fight, but Joyi had breathed new life into his career by destroying unbeaten youngster Mpho Seforo in his previous outing. In short, the 36-year-old Joyi is still dangerous and many considered the step up in quality one too far for Tyirha.

Tyirha started fast, peppering Joyi with stiff jabs followed by right hooks, which he often doubled up on. The difference in hand speed was glaring, and Tyirha appeared to stun Joyi with a lead hook. It looked as if youth would be served, but there is a reason why Joyi was once The Ring’s No. 1-ranked strawweight.

In the second, he started closing the gap, walking Tyirha into the ropes and corners, finding a home for his body shots and connecting hard, twice, with his straight left.

That set the pattern of the fight: Joyi dominated most of the rounds with his steady pressure, jabbing to the head and chest of Tyirha, following up with body punches and the occasional straight left, while Tyirha fought back in spurts.

Tyirha started looking desperate by the ninth, and when Joyi nailed him with a left uppercut-right hook combo in the 10th it looked as if the fight was on the verge of a stoppage. Tyirha, to his credit, dug deep and answered with a double right hook of his own.

In the final round, Tyirha got on his bicycle, and although he landed a combination in the dying seconds, it was too little, too late. A rejuvenated Joyi won by scores of 118-112, 116-113 and 116-112.

Joyi might have another run at a world title in him, and Tyirha, who at only 19 years of age showed great heart and hand speed, can come back.

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In the main bout, junior bantamweight Athenkosi Dumezweni took on former world title challenger Jonas Sultan, who, with an upset win over John Riel Casimero in 2017 under his belt, was a dangerous step-up opponent for the promising southpaw. After a tentative start, with the South African sidestepping the rushes of his Filipino opponent and struggling to find the target with his jab and straight lefts, Dumezweni finally landed a hard one-two at the end of the third round.

Sultan had some moments in the fifth, landing short right hands and a leaping left uppercut, but was stopped in his tracks by a thudding right to the body. After that, Dumezweni started to time Sultan with his shots, and his side-to-side movement gave the Filipino fits. In the ninth, Dumezweni was credited with a knockdown when he landed a left as his opponent was missing wildly, causing Sultan to fall through the ropes.

Sultan was always the aggressor but paid the price for his lack of finesse in the 11th round, when he rushed in and Dumezweni tagged him with a straight left. This time, there was no disputing the knockdown as Sultan hit the canvas for a second time.

Sultan pressed hard in the last round, looking for a knockout punch that never came. Dumezweni got his most significant win to date with scores of 119-108, 119-109 and 117-109, running his record to 12-2 (8 KOs), and may just be a new player in the stacked 115-pound division.

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Photo by Naoki Fukuda

IBF flyweight titleholder Moruti Mthalane defended his belt against mandatory challenger Masayuki Kuroda at Korakuen Hall in Tokyo, winning by two scores of 116-112 and another card of 117-111, which didn’t reflect the competitive nature of the fight. The challenger fought his heart out and started well behind his jab, mixing in some left hooks to the body, but by the third, the champion started finding a home for his right as the fight ebbed and flowed. When Mthalane stepped on the gas in the fifth, the fight seemed to turn, with Kuroda backing off on his heels. Mthalane was nailing him flush with his combinations, even out-jabbing his taller opponent at times.

However, every time it looked like Kuroda might be overwhelmed, he fought back gallantly, whipping in left hooks to the body and having some success with his right. He did so several times in the fight, but the steady stream of tighter, more accurate punches from Mthalane left its mark on his face. The challenger was absorbing punishment and seemed on the verge of a stoppage defeat in the 11th, but he was nothing if not gritty. Bloodied, beaten and arm-weary, he managed to find some fumes in his gas tank in the final round, letting everything hang out, but it was not enough to avoid return fire from Mthalane, who paced himself brilliantly and upped the ante as the fight went on.

The 36-year-old titleholder, ironically nicknamed “Baby Face,” is eyeing unification bouts with Charlie Edwards or Kosei Tanaka, and I can think of no one more deserving of a big payday.

Droeks Malan is the South African correspondent for The Ring. You can reach him via Twitter @droeksonboxing and read his blogs on couchpotatofightguru.blogspot.com.