Friday, March 29, 2024  |

By Michael Rosenthal | 

A PESAR DE QUE RARA VEZ ERA VISTO EN CÁMARA, HAROLD LEDERMAN SE TRANSFORMÓ EN UNA DE LAS PERSONAS MÁS RECONOCIBLES DEL BOXEO

“¡OK, JIM!”

Pronuncien esas palabras ante quienquiera que haya seguido de cerca el boxeo en las últimas tres décadas, y sabrán exactamente a qué (y a quién) nos estamos refiriendo. Y casi seguramente sonreirán.

Ese es el legado del «oficial extraoficial» Harold Lederman, cuya voz chillona, energía contagiosa y obvio amor por el boxeo transformaron un sencillo segmento en las transmisiones de HBO en una frase célebre instantáneamente reconocible (y muy imitada), y a su creador en algo así como una figura de culto.



Lederman, de 79 años, falleció el pasado 10 de mayo en un hospicio cerca de su casa en las afueras de la ciudad de Nueva York, tras una larga batalla contra el cáncer de hígado. Dejó atrás una enorme cantidad de admiradores que parecen desproporcionados ante el limitado rol de su participación televisiva, que a menudo llegaba a menos de 60 segundos.

No se equivoquen: Harold Lederman tenía la capacidad de aprovechar el momento, ya sea dándose cuenta o no.

«Era único, siempre lo fue», dijo Larry Merchant, colega de Lederman a lo largo de su paso por HBO.

Lederman era farmacéutico de profesión, pero su amor por el boxeo, transmitido a él por su padre, lo llevó en última instancia en una dirección más glamorosa. Comenzó como juez de boxeo amateur en 1965, recibió su licencia de la Comisión de Atletismo de Nueva York para trabajar en peleas profesionales dos años más tarde, y fue «oficial de registro» hasta retirarse en 1999, habiendo trabajado más de 100 peleas de campeonato en su carrera.

Una de las más grandes peleas que le tocó juzgar fue el tercer encuentro a 15 rounds entre Muhammad Ali y Ken Norton en 1976 en el Yankee Stadium, que Alí ganó por una cerrada decisión unánime que fue muy criticada en su momento.

Lederman, quien vio la pelea en 8-7 para Alí, defendió sus puntajes en esa pelea tanto en ese momento como hasta hace unos años atrás. Siempre creyó en su propia capacidad.

«La gente siempre dice que Ali era deslumbrante para los jueces, lo cual no era cierto”; dijo a ESPN en una entrevista de radio en 2015, según el New York Times. «Ali-Norton fue una de las peleas más cerradas que yo he visto en mi vida. Norton recibió un mal consejo en su esquina, le dijeron que estaba al frente tras 14 rounds, y todo lo que hizo fue relajarse en el 15to round y Ali lo superó con mejor boxeo».

Ross Greenburg, ex productor ejecutivo de HBO Sports, tuvo la idea de contratar a alguien que lleve las tarjetas en las transmisiones boxísticas en 1986. Conocía el trabajo de Lederman como juez, y decidió preguntarle si le interesaba.

«Yo siempre estaba buscando maneras innovadoras de cubrir boxeo», dijo Greenburg. «Micrófonos en los rincones de los boxeadores, cámaras cenitales, traducciones simultáneas de lo que se dice en los rincones, cosas así. Solamente los anunciadores del ringside daban su opinión hasta entonces. Yo pensé ‘¿acaso no tiene más sentido contratar a un juez para sentarse con los relatores y dar su tarjeta?’

«Entonces organicé una reunión con Harold, para conocerlo y ver si quería hacer esto. Y se lanzó a esa oportunidad, con todo. Le dimos un micrófono y unas instrucciones para intervenir cada tres o cuatro rounds y darnos una opinión sobre cómo estaba yendo la pelea en ese momento. Tenía un talento natural, honestamente. Yo lo hubiese sacado del aire después de la primera transmisión, si pensaba que no funcionaba. Se adaptó perfectamente. Y el resto es historia».

Lederman no siempre estuvo de acuerdo con las tarjetas oficiales de los jueces, tal como fue el caso cuando Vernon Forrest se impuso por decisión sobre Ike Quartey en 2006.

Lederman resumía sus puntuaciones y comentarios en unos 20 segundos por cada segmento (casi siempre fuera de cámara) pero se transformó en un miembro tan reconocible como los demás dentro del equipo de transmisión, incluyendo al comentarista golpe por golpe y amigo personal Jim Lampley.

Por supuesto, parte del encanto de Lederman era su credibilidad como juez. Los televidentes no siempre estaban de acuerdo con sus puntajes, pero la mayoría de ellos evidentemente creían que él aportaba una opinión conocedora y honesta sobre lo que pasaba en el ring.

«Harold anotaba peleas dependiendo de quién estaba en control, quién dictaba lo que estaba sucediendo en el ring. Me encantaba eso”, dijo Roy Jones Jr., quien trabajó con Lederman como analista en HBO.

Dijo Merchant: «Él podía separar su entusiasmo por el deporte delo que realmente estaba sucediendo. No dejaba que sus ojos le mientan, lo cual es la perspectiva perfecta para un juez. Sin importar lo que pensara, lo que había visto antes o lo que esperaba, era capaz de ver lo que tenía justo enfrente en la noche de la pelea».

El encanto de Lederman, empero, hubiese estado limitado si hubiese terminado con la sustancia de su comentario. Fue su voz inconfundible, ese fraseo exagerado y típico del Bronx, pero plagado de entusiasmo genuino lo que lo transformó en uno de los personajes más inolvidables de la historia del deporte.

Todos parecían conocerlo, hasta los fanáticos más casuales. El promotor Lou DiBella, ejecutivo de HBO durante el paso de Lederman por el canal, dijo que quedó perplejo por la cantidad de gente que se contactó con él tras la muerte de su amigo. Para DiBella, la reacción fue una clara evidencia de que Lederman tocó con su magia a una enorme cantidad de gente.

«Creo que más gente me envió mensajes por la muerte de Harold que por la de ningún otro personaje, a excepción de Ali. Eso dice algo», dijo DiBella.

Y los fanáticos obviamente lo amaban. Continuamente lo asediaban cuando caminaba por los lobbies de los hoteles durante la semana de una gran pelea, y él se detenía a saludar, firmar autógrafos y hablar de boxeo. Le encantaba hablar de boxeo. Como lo dijera Lampley, «era un amigo cálido y querible, no solamente con quienes estaban en su vida, sino también con quienes lo conocían por su labor en televisión».

Sin duda, fue evolucionando hasta transformarse en una figura pública más grande que muchos de los boxeadores a quienes juzgaba desde su asiento en ringside. Y sorprendentemente, él nunca planeó que sucediera así. Él simplemente seguía siendo Harold Lederman. Eso fue más que suficiente.

«He estado cerca de gente con mucho renombre, desde Howard Cosell a George Foreman y O.J. Simpson entre otros”, dijo Lampley. «Y en cada caso, esta gente ha logrado su identidad particular al menos parcialmente a través de sus propios esfuerzos. Ellos construyeron un método o plataforma que los hizo más y más grandes con el tiempo.

«Harold es la única figura grande que yo conozca que ha logrado esa fama de manera orgánica, a través de la naturaleza de su personalidad. Él no quiso y no necesitó atención. Él simplemente siempre fue Harold. Y al hacer eso se transformó en una personalidad enorme, como las otras que he mencionado. Eso es lo más sorprendente que he visto en mi carrera».

Los últimos años, mientras batallaba con su enfermedad, fueron difíciles para Lederman y aquellos que estaban cerca suyo. Sus colegas en HBO solamente podían esperar que tuviese suficiente buena salud como para ser parte de la última transmisión de boxeo de la cadena, que tuvo lugar este pasado 8 de diciembre.

Se supo que estaba demasiado enfermo como para viajar en el final, lo cual lo forzó a brindar sus comentarios desde un estudio remoto cerca de su casa. Lampley y los demás hubiesen querido tenerlo en el ringside, donde pasó tanto tiempo, pero se sintieron agradecidos de tenerlo con ellos en cualquier forma posible.

‘Era único, siempre lo fue.’
– Larry Merchant

«Hubieron dos nubes negras sobre nuestras transmisiones en los últimos dos años», dijo Lampley. «Una fue lo mucho que estuvimos sumidos en la incertidumbre con nuestra situación, cuando nuestra cadena se vendió a una empresa que no tiene mucho entusiasmo por el boxeo. La segunda nube negra era saber si Harold podría mantener su enfermedad bajo control lo suficiente como para llegar a la recta final. Roy y Max (Kellerman) y yo estábamos muy preocupados por eso. Hubiese sido un golpe tremendo a nuestro legado como equipo de transmisión si hubiésemos tenido que reemplazar a Harold faltando dos o tres meses. Era crítico que llegara al final del camino. Y lo hizo.

«Si todavía tuviésemos nuestra transmisión, hubiésemos podido encontrar a alguien con credibilidad como juez para reemplazarlo. Yo sé lo que significa reemplazar a un personaje con tanta popularidad en un rol así. Yo fui la persona que hizo el show de medio tiempo de Monday Night Football luego de que Howard Cosell abandonara ese trabajo. No le hubiese deseado eso a nadie.

«Y hubiese sido igual de difícil, y también igual de dañino, tratar de reemplazar a Harold Lederman».