Saturday, April 20, 2024  |

By Kathy Duva | 

Ringside

Grandeza Intocable

Lo que sigue es el panegírico escrito y leído por la CEO de la empresa Main Events, Kathy Duva, en el funeral de Pernell Whitaker el 20 de julio pasado en la Scope Arena en Norfolk, Virginia:

Para decirlo de manera sencilla, fue «el mejor de todos».

Hoy estamos aquí para lamentar su trágica pérdida. Pero también estamos aquí para celebrar una vida que fue, por decir algo, extraordinaria.



Mi relación con Pernell Whitaker fue a través del boxeo. Mi empresa, Main Events, tuvo el privilegio de promover las peleas de Pete a lo largo de su larga e ilustre carrera. Para muchos de ustedes, él fue un padre, un hijo, un esposo, hermano, pariente o amigo. Pero también fue amigo de muchos de nosotros en el negocio del boxeo, donde fue antes que ninguna otra cosa el «mejor boxeador del mundo libra por libra». Y uno de los mejores representantes de la «dulce ciencia» que jamás haya vivido. De eso, entonces, voy a hablarles hoy.

Pete ganó casi todos los títulos y elogios que un boxeador puede esperar en su vida: capitán del mejor equipo olímpico de boxeo en la historia, medallista dorado olímpico, campeón lineal indiscutido de peso ligero, campeón de peso welter junior, campeón lineal de peso welter, campeón mediano junior.

Nombrado como Boxeador del Año en 1989 tanto por la Asociación de Periodistas de Boxeo de Estados Unidos como por la revista The Ring, fue presentado al Salón Internacional de la Fama del Boxeo en 2007 en la primera votación disponible.

Pero yo sé que el título que más significado tuvo para él (un título que ningún juez corrupto o incompetente le puede quitar) fue el título del mejor «libra por libra». Así firmaba sus autógrafos. Y así es como lo recuerda la comunidad del boxeo. «Libra por libra». En el ring, durante los años en que estuvo en sus mejores momentos, nadie podía tocar a Pernell Whitaker.

Durante los últimos días he experimentado una mezcla confusa de orgullo y tristeza. Orgullo de que la comunidad del boxeo haya sido tan generosa en sus reafirmaciones de su grandeza desde su fallecimiento. Me ha complacido mucho saber que tantos fanáticos y periodistas de boxeo comparten ahora mi noción de que realmente le ganó a Oscar De La Hoya. Y que Pete podría ser quizás el mejor peso ligero de todos los tiempos.

Y tristeza porque no está aquí para recibir todos esos elogios en persona. Pero yo sé que, si estuviese aquí junto a mí, y estoy segura de que lo está, les preguntaría a todos quienes lo criticaron: «¿Por qué tardaron tanto en reconocerlo?»

Ronnie Shields, ex entrenador de Pete, le dijo a un reportero el otro día que Pernell era un artista. Al igual que muchos otros grandes artistas, «Sweet Pea» no fue apreciado lo suficiente durante su vida. Algunos periodistas dijeron que era aburrido. ¡Como si Pernell Whitaker pudiese ser aburrido! Algunos decían que no pegaba con suficiente fuerza. Como si su pegada importara mientras se deslizaba por todo el ring desde su postura de zurdo, desafiando a sus mareados oponentes a que lo golpeen, haciéndolos girar y luego tocándoles el hombro.

Si le preguntabas a sus rivales después de la pelea sobre sus golpes, y yo lo hacía frecuentemente, siempre me confirmaban que él pegaba mucho más duro de lo que se esperaban. Simplemente elegía no ejercer la brutalidad cuando era mucho más divertido amagar y mofarse de su rival hasta someterlo. O tal como le explicó a un reportero, él prefería sacarles «la confianza, su plan de pelea. Si no te pueden pegar, la pelea es tuya».

Ese deseo – recordar divertirse siempre – fue algo que a menudo él expresaba al salir de su vestuario y dirigirse al ring. Eso le costó bastante, claro. Pero aun así mantuvo la cabeza en alto aun cuando le negaron victorias claras en tres ocasiones separadas, que aún hoy se recuerdan como algunos de los robos más grandes de la historia.

He vuelto a ver esos combates durante los últimos días, y me trajeron muchos recuerdos. No solamente de Pernell, sino de otros que fueron parte grande de su carrera y que hemos perdido ahora: Lou Duva, George Benton, Ace Marotta, Art Cavalier, Joe Souza, Dennis Dueltgen, Bob Wareing de Virginia Beach, Artie Curry de HBO y obviamente, mi amado esposo Dan Duva, ya fallecido. Me doy cuenta de que muchos de ustedes no conocen todos esos nombres. Pero todos ellos lo quisieron y significaron mucho para Pete. Eso debió haber sucedido hace una vida atrás. Pero en días como éste parece que hubiese sido ayer. Realmente lo teníamos todo.

El lunes, un reportero resaltó que se sorprendió de escucharme reír tanto durante un día tan triste. Pero es que uno no puede pensar en Pete sin sonreír. Fue una de las personas más divertidas que he conocido, aun cuando no estoy seguro de que fuese intencional. Pero cuando nosotros en la comunidad del boxeo comenzamos a compartir nuestras historias esta semana pasada, nos encontramos riendo a pesar de estar lagrimeando al mismo tiempo.

Hubo un momento en el que encontré a Pernell de cuclillas en el piso de la sala de mi casa, enseñándole a mis hijas de 10 y 11 años cómo tirar los dados.

O ese pequeño baile que hizo cuando giró sobre sí mismo y caminó hacia su rincón durante su pelea con Oscar De La Hoya.

Pete comenzó a pelear con ex campeones mundiales en su 11era pelea profesional. Uno de ellos fue Roger Mayweather, tío y futuro entrenador de Floyd, y un experimentado y logrado boxeador con 30 peleas en su haber. Pernell claramente no se sintió intimidado. En lo que fue apenas su 12do combate profesional, Pete le bajó los pantalones a Roger hasta sus rodillas durante su combate televisado, aquí mismo en este edificio en ese mismo lugar, apenas a unos metros de donde estoy ahora. Eso causó que Pete pierda su concentración durante un minuto. Roger lo mandó a las lonas. Cuando Pete regresó a su rincón, su entrenador George Benton le preguntó si estaba bien. Pete le respondió, «bueno, me vendría bien una Budweiser ahora mismo».

Cuando uno de los compañeros de gimnasio de Pete perdía una pelea, él se aseguraba de prometerle a los Duva que «salvaría el honor de la familia». Recientemente, tuve que regañarlo por tratar de seducir a boxeadores que ya están contratados por otros promotores a que venga y se una a la familia de Main Events. Y recuerdo escucharlo gritándole a mi esposo para que le consiga peleas más difíciles porque no podía concentrarse en prepararse para una pelea fácil simplemente para ganar dinero.

Algunas veces, Pete demostró que podía burlarse de la gente con tanta facilidad como tiraba sus golpes. Años antes de que se haga su pelea con Félix Trinidad, un reportero le preguntó a Pete «¿Qué piensas de Trinidad?» Pete pensó su respuesta por un momento, y luego respondió «¿Trinidad? No. No me interesa. ¡Me gusta tomarme las vacaciones aquí en los Estados Unidos!»

Una noche, le aconsejó a un amigo que se había quedado sin dinero en la sección VIP de un club que debería volver a la sección más barata del lugar.

Y también está la legendaria historia del día en que Pete hizo guantes con un joven Floyd Mayweather. Yo soy de quienes piensan que las historias de gimnasio deben quedar en el gimnasio. Pero digamos que el mejor boxeador de su generación no pudo ponerle una mano encima a Sweet Pea – quien mantuvo sus manos detrás de su espalda durante todo el tiempo.

Al igual que mucha gente extraordinaria, Pete también tuvo que luchar con sus demonios. Y yo sé que podía ser una verdadera molestia para la misma gente que estaba cerca suyo y que más lo quería. ¡Todos ustedes saben que es así! Pero nosotros aquí en el boxeo somos los más afortunados, porque a nosotros siempre nos dio lo mejor.

Y por eso elijo recordar esa parte de Pernell. Ocultándose y esquivando. Haciendo el «paso del pato» bajo los golpes de La Hoya. Lanzando jabs a Azumah Nelson hasta dominarlo. Ingresar al estadio con la música de la Banda de Marchas de Norfolk State. Noqueando a Diosbelys Hurtado fuera del ring. Haciendo girar a Chávez tantas veces que me hizo marear a mí, que lo estaba viendo en el ringside. Plantándose firmemente sobre sus pies y haciendo que todos sus rivales erren sus golpes una y otra vez. Flotando sobre las lonas como si estuviese en una nube.

Lo vamos a extrañar. Y ya no habrá otro como él.

Espero que hayas encontrado la paz, Sweet Pea, en un lugar en el cual siempre le ganes a tus rivales y te levanten la mano todos los días.

Fuiste siempre el mejor de todos.


Kathy Duva