Friday, April 19, 2024  |

By Doug Fischer | 

El triunfo de Manny Pacquiao sobre Keith Thurman lo puso en mi lista de «los más grandes de todos los tiempos»

Si ustedes no estaban tan seguros de que Manny Pacquiao fuese todavía un legítimo retador al trono de los welters antes de su triunfo por fallo dividido sobre Keith Thurman, entonces su escepticismo puede ser perdonado.

Sus trabajos más recientes antes de su reciente evento estelar de pay-per-view de FOX no era muy concluyente todavía.

Sin embargo, si no estaban seguros de si Pacquiao era o no uno de los más grandes de todos los tiempos antes de ese combate del 20 de julio pasado, es porque odiaban al ídolo filipino o porque son unos bastardos odiosos.



A mí me gusta mucho Manny. Fue un honor cubrir su meteórico ascenso en el deporte durante el inicio de este siglo, pero me abstuve de describirlo como un «gran boxeador» durante la mayor parte de la última década, y por eso me pueden decir Señor Odioso. Podría entrar en detalles sobre por qué es así, pero primero recordemos la pelea de Thurman, a quien yo había elegido para derrotar a Pacquiao, y explicar por qué yo y otros estábamos a favor de One Time (o mejor dicho, del Equipo Escepticismo).

Por impresionante que hayan sido las victorias de Pacquiao sobre Lucas Matthysse y Adrien Broner, dada su edad, si uno observa sus reflejos y su velocidad de manos sin el filtro de la nostalgia y el cariño, uno puede ver claramente que el honorable senador está un poco más lento.

Welterweight Manny Pacquiao (right) jabs at Lucas Matthysse. Photo courtesy of Reuters and Golden Boy Promotions

Pacquiao vs. Lucas Matthysse

La mayoría de los observadores (me incluyo) pensaron que Pacquiao se merecía la decisión en su pelea ante Jeff Horn, quien le ganó por fallo unánime en julio del 2017, pero el hecho de que él haya tenido problemas para ganarle a un australiano no clasificado sugería desde ya que estaba en caída. Pacquiao se recuperó con su triunfo por la vía rápida ante Matthysse en julio pasado, y se lo vio ágil ante Broner en su triunfo por fallo unánime en enero pasado, pero esas victorias podrían ser desestimadas como «espejismos». Matthysse había lucido mal en su combate anterior, mientras que Broner lució… bueno, lució como Broner: un probador y poco más que eso, bueno para vender pay-per-views pero no tan bueno después de que suena la campana.

A pesar de sus propias dudas debidas a las lesiones, la inactividad y a un comienzo bastante flojo en su pelea ante Josesito López en enero, Thurman, un monarca mundial invicto en su mejor momento, prometió poner a prueba a Pacquiao en maneras que muchos de sus rivales recientes no podrían hacerlo. El nativo de Florida de 30 años de edad tenía un nivel atlético y técnico que el joven pero crudo Horn no tenía. Thurman era rápido como Broner, pegaba duro como Matthysse, pero no hubiese sido un objetivo estacionario como lo fueron las dos últimas víctimas de Pacquiao.

Lució como un evento parejo en los papeles, y en lo que resultó ser una agradable sorpresa, los estilos, experiencias y astucias de estos dos welters chocaron de manera dramática y entretenida en este combate a 12 asaltos en Las Vegas.

Thurman buscó de inmediato medir la resistencia y el espíritu de pelea de Pacquiao al atacar de lleno al veterano en los primeros minutos del combate. Pacquiao respondió a la impetuosidad de Thurman (y a todos los escépticos que lo miraban por televisión) al derribar a su joven rival con una hermosa combinación antes del final del 1er round.

La expresión de Thurman es similar a la que muchos observadores probablemente pensaron luego de que lo tiren a las lonas: «¿Realmente eso acaba de suceder?»

Durante los siguientes rounds, Thurman (29-1, 22 KOs) lució el aspecto desencajado que todas las víctimas de Pacquiao – incluyendo a futuras leyendas como Miguel Cotto y Shane Mosley – lucieron durante los mejores años del filipino hace ocho o diez años. Pacquiao (62-7-2, 39 KOs) no solamente vapuleó a Thurman con velocidad y potencia, sino que lo apabulló con su inteligencia boxística.

Pero Keith no es un maniquí. Gradualmente se fue aclimatando al estilo de Pacquiao, y logró meterse de a poco en la pelea nuevamente durante los rounds intermedios. Thurman, quien conectó más golpes que cualquier otro rival de Pacquiao en los 43 combates monitoreados por Compubox, tomó control de los rounds 7-9 y amenazó con adueñarse del combate hacia el final. Sin embargo, Pacquiao conectó un golpe terrible que le arrebató el buen momento a su rival en el 10mo round y selló la victoria para el estelar múltiple monarca.

En su combate ante Thurman, Pacquiao no solamente nos recordó lo talentoso que es, sino que también demostró algo de su viejo instinto asesino.

La pelea fue competitiva, ciertamente fue cerrada (aunque no es justo que Pacquiao haya tenido que sufrir esperando el anuncio de un fallo dividido a su favor), pero la pelea tuvo a un justo ganador. Pacquiao, el más activo de los dos, sacó lo mejor de sí para lograr la mejor actuación producida por un veterano de 40 años desde que Bernard Hopkins saltó por encima de la división de peso súper mediano para darle una lección de boxeo al campeón de peso semipesado Antonio Tarver en 12 asaltos en 2006.

Pacquiao no fue tan dominante como lo fue Hopkins ante Tarver, pero el recientemente coronado monarca de la AMB lució mucho más atractivo.

Entonces, ¿cómo fue que yo, un autodenominado historiador amateur del boxeo, no consideró a este talento como a uno de los más grandes de la historia?

No me tomen a mal. Yo estoy al tanto de que las credenciales de Pacquiao – incluyendo su reconocimiento como campeón en ocho divisiones, desde mosca a mediano junior – son increíbles.

¿Es acaso el boxeador asiático con más logros de la historia? Sí. ¿Está entre los mejores boxeadores de su generación? No hay duda alguna. ¿Miembro del Salón de la Fama en la primera votación? ¡Por supuesto!

Pero… ¿uno de los mejores de la historia? Yo tenía mis dudas.

Yo pensé que estaba muy encaminado a eso con lo que hizo en la primera década de este siglo, pero la «guerra fría» entre Golden Boy Promotions (que en su momento representó a Floyd Mayweather Jr.) y Top Rank (que promovía a Pacquiao) entró en su momento más fuerte al comienzo de la década del 2010, y nada caracterizó más a ese desastre que yo denominé alguna vez como «La historia de nunca acabar»: las interminables e intermitentes negociaciones y especulaciones sobre un posible combate entre Mayweather y Pacquiao

Por eso, para cuando el por entonces editor de The Ring Michael Rosenthal me pidió que recopile mi lista de los 20 mejores boxeadores de todos los tiempos, para compararla con las listas de otros 19 «historiadores y conocedores del boxeo» en un artículo publicado en octubre del 2014 antes de la revancha entre Mayweather y Marcos Maidana, tanto Floyd como Manny no estaban en mi lista.

La Súper Pelea no había sucedido hasta entonces, y sus frustrantes amagues durante los últimos cuatro años (así como la fascinación del mundo del boxeo por seguirles la corriente) me había enfermado el estómago. Había suficiente culpa como para distribuir entre todos, incluyendo a los promotores (que se rehusaban a trabajar juntos), las cadenas televisivas (HBO y Showtime, que no le permitían a sus boxeadores cruzarse a la otra vereda) y los fanáticos (que apoyaban las peleas de Mayweather y Pacquiao por separado ante oponentes de menor valía), pero yo le echaba la mayor parte de la culpa a los boxeadores.

Para hacer corta esta historia, ni Mayweather ni Pacquiao se estaban comportando como dos grandes boxeadores deberían hacerlo. Yo sabía que ellos estaban en discusión para entrar en mi top 20 (en parte porque la lista no incluiría lo que el Salón Internacional de la Fama del Boxeo definía como «Vieja Guardia» – boxeadores que tuvieron su último combate antes de 1943 – para que no tengan que competir con los Sam Langfords, Harry Grebs y Jimmy Wildes del folklore boxístico, pero también para que sean juzgados gracias a sus obvios talentos y estelares currículums). Sin embargo, cuando elaboré cuidadosamente mi lista, los únicos boxeadores de esta generación que tenían logros innegablemente grandes y que tenían esa mentalidad a la antigua fueron Evander Holyfield y Hopkins, quienes entraron en los puestos 19 y 20.

La grandeza de Manny Pacquiao y Floyd Mayweather Jr. fueron cuestionables durante la «guerra fría» del boxeo, pero el ícono filipino se redimió con el trabajo realizado después de su pelea ante Mayweather.

¿Pacquiao y Mayweather? Que se jodan, pensé yo. Ellos ponen al negocio antes que al deporte. Van «a lo seguro». El hombre que ocupa la tapa de la revista este mes es un poderoso recordatorio de lo que se supone que haga un boxeador realmente grande cuando el negocio se mete en el camino del deporte y del legado de un boxeador: elevarse por sobre todo eso y HACER que la pelea se haga.

Las cadenas televisivas y la política del deporte amenazaron con impedir el combate de Pernell Whitaker ante Julio César Chávez en 1993. Al igual que Mayweather y Pacquiao en 2010-2011, Whitaker y Chávez eran los dos mejores libra por libra en el mundo, según el consenso general. Whitaker quería ese mítico título para él solo, y quería probar que era el mejor boxeador mientras Chávez estaba invicto y con el mejor récord del boxeo mundial (87-0, 75 nocauts).

Relegó la mejor cifra de la negociación para su rival (Chávez tuvo la garantía de ganar más), la sede del combate (que sería en San Antonio, Texas, donde Chávez tenía una legión de fanáticos) y promoción (Don King, promotor de Chávez, tomaría un lugar protagónico por sobre Main Events, representante de Whitaker), y también se arriesgó a arruinar su relación con HBO (y a perder su contrato con esa cadena) al aceptar enfrentar al estelar mexicano en el brazo pay-per-view de Showtime. Todos sabemos lo que sucedió al sonar de la campana, pero lo que fue importante para el deporte y los boxeadores fue que el combate se hizo cuando debía hacerse.

Las grandes peleas – desde Muhammad Ali vs. Joe Frazier I a Sugar Ray Leonard vs. Thomas Hearns I – tienen un momento justo. No es el mismo combate si se demora hasta que uno de los boxeadores en cuestión comienza a decaer o pierde una pelea.

Whitaker y Chávez llegaron a mi Top 20 en los puestos Nos. 11 y 12, justo detrás de Billy Conn y Leonard, y por delante de Ike Williams y Emile Griffith.

¿En qué lugar clasifiqué a Pacquiao y Mayweather? No lo sé. En algún lugar fuera de mi Top 20, hacia el frente de un grupo de 40 «Menciones Honoríficas».

Para cuando finalmente Mayweather vs. Pacquiao se hizo, y Mayweather ganó la mayor cantidad de dinero en lo que cínicamente denominé como la «Sesión de sparring del billón de dólares», yo me imaginé que este genio defensivo estadounidense podría superar a Pacquiao en mi ránking personal de todos los tiempos, pero aún así ambos quedaron fuera de mi Top 20.

Sin embargo, mirando hacia atrás, Pacquiao tuvo una excelente carrera después de enfrentar a Mayweather, incluyendo decisiones sobre welters clasificados por The Ring como Tim Bradley, un potencial miembro del Salón de la Fama, y Jessie Vargas.

Luego de la pelea ante Pacquiao, Mayweather enfrentó a un boxeador no clasificado como Andre Berto en el último combate de su contrato de pay-per-view con Showtime, casi despreciando a los fanáticos, y luego enfrentó a Conor McGregor en el debut boxístico de la estrella de las AMM.

La última vez que Mayweather entró a un ring de boxeo se enfrentó a un kickboxer en Japón, un chico de 20 años a quien me rehúso a nombrar porque la pelea no fue un combate oficial de boxeo.

Piensen un poco en eso.

Esa es la gente con la que combatió Mayweather a sus 40 años. Pacquiao enfrentó a Thurman. Ustedes me dirán quién es el verdadero boxeador – el gran boxeador de su tiempo.

Entonces, ¿en qué lugar clasificamos a Pacquiao en la lista de todos los tiempos? No lo sé. Pero debería estar ahí con las leyendas que llegaron a mi Top 20, y quizás incluso en el Top 10.

Consideren esto: La Asociación de Periodistas de Boxeo de Estados Unidos nombró a Pacquiao como el Boxeador de la Década en los 2000s. Con Thurman sumado a su lista de víctimas, sin dudas tiene un currículum lo suficientemente fuerte entre 2010 y 2019 como para ameritar consideración para recibir nuevamente esa distinción.

¿Cuántos boxeadores han sido dignos de ser considerados los mejores de la década en dos oportunidades seguidas? Ray Robinson (por su labor en los 1940s y 1950s). Ali (por sus triunfos en los 1960s y 1970s).

Pacquiao está en gran compañía.

 

Pueden leer la nota de Doug de 2014 sobre los mejores 20 boxeadores de todos los tiempos aquí.

 

Los 10 boxeadores de mayor edad en ganar títulos mundiales

Por Anson Wainwright

Nota del editor: Ésta no es una lista de los campeones más viejos de la historia. Es una lista de los boxeadores de mayor edad en ganar títulos mundiales reconocidos. Por ejemplo, Archie Moore, quien fuera campeón de peso semipesado hasta bien entrados sus 40 años, no está incluido porque ganó su título a los 36.

Bernard Hopkins

(49 años, 3 meses y 4 días): peso semipesado. Extendió su propio récord cuando unificó sus títulos de las 175 libras de la FIB y AMB al superar por puntos a Beibut Shumenov en abril del 2014.

George Foreman 

(45 años, 9 meses y 26 días): peso pesado. Estando abajo en todas las tarjetas, Foreman conectó un derechazo perfecto para noquear a un mucho más joven Michael Moorer en noviembre de 1994.

Sugar Boy Malinga 

(42 años y 8 días): peso súper mediano. El eterno retador sudafricano de peso súper mediano sorprendió a Robin Reid en diciembre de 1997 para recuperar el título del CMB.

Cornelius Bundrage 

(41 años, 5 meses y 16 días): peso mediano junior. El nativo de Detroit superó a Carlos Molina para recuperar el título de la FIB en octubre del 2014.

Manny Pacquiao 

(40 años, 7 meses y 3 días): peso welter. La gran leyenda de nuestro tiempo regresó a su mejor forma y agregó otro nombre a su ya impresionante currículum al superar a Keith Thurman en julio del 2019.

Bob Fitzsimmons 

(40 años, 5 meses y 30 días): peso semipesado. El ex campeón mediano y pesado bajó momentáneamente de peso a semipesado para transformarse en el primer campeón mundial en tres divisiones al derrotar a George Gardner en noviembre de 1903.

Antonio Tarver 

(39 años, 4 meses y 22 días): semipesado. El ex campeón semipesado de The Ring recuperó su faja de las 175 libras de la FIB al superar por puntos con facilidad a Clinton Woods en abril del 2008.

Muhammad Rachman 

(39 años, 3 meses y 27 días): peso paja. En el ocaso de su carrera, el veterano indonesio dejó atrás una racha de cuatro derrotas para noquear al invicto monarca de la AMB Kwanthai Sithmorseng en Tailandia en abril del 2011.

Giacobbe Fragomeni 

(39 años, 2 meses y 11 días): peso crucero. El ex estelar amateur se hizo profesional con una edad avanzada y ganó el título vacante del CMB ante Rudolf Kraj en octubre del 2008.

Juan Manuel Marquez

(38 años, 10 meses y 4 días): peso welter junior. Márquez ganó el título interino de la OMB ante Serhiy Fedchenko en abril del 2012 y fue ascendido al status de campeón regular a fines de junio luego de que Tim Bradley dejara vacante la corona.