Friday, April 19, 2024  |

By Thomas Gerbasi | 

LA EXCEPCIONAL VOLUNTAD DE SENIESA ESTRADA LA HA LLEVADO A PASAR POR DUROS MOMENTOS EN SU CAMINO AL CAMPEONATO MUNDIAL

Al escuchar las historias de los viajes de Seniesa Estrada por el mundo del boxeo profesional es difícil imaginar cómo esta retadora de peso mosca junior se las arregló para acumular un récord perfecto de 16-0. Y, aun así, desde sus esperas de dos horas con los guantes puestos mientras hacía precalentamiento con el agua hasta los tobillos antes de una pelea en México hasta los obstáculos usuales para las boxeadoras en ascenso, ninguna historia supera a la que tuvo lugar cerca de su hogar allá por 2014.

Enfrentando a Blanca Raymundo por segunda vez, Estrada tenía un registro de 2-0 y se estaba ganando una buena reputación tras una sólida carrera amateur. Ella esperaba darle una segunda derrota a Raymundo en el Museo Marconi del Automotor en Tustin, California.

Hasta ahí todo estaba bien… o al menos hasta que explotó uno de los neumáticos del auto que ella guiaba.



«No teníamos rueda de auxilio, y necesitábamos que alguien nos ayude», recordó ella. «Fue un viernes a las 4 de la tarde, y habían muchos autos en la autopista, pero esta vez, como yo tenía que pelear y necesitaba llegar al estadio, nadie se detuvo a ayudarnos. (Ríe). Los camiones de remolque nos pasaban de largo. Y eso no sucede en Los Ángeles. La gente se detiene y se ayudan entre ellos. Pero en ese momento pensé ‘bueno, parece que alguien no quiere que yo pelee hoy’».

«Mi fortaleza mental es lo que me transforma en la mejor boxeadora en las 105, 108 y 112, y yo lo sé … Hoy en día, uno no ve eso en muchos boxeadores».

Pasó una hora, y luego dos horas. Y entonces ella recibió una llamada diciendo que tenía que pelear en 15 minutos y que tenía diez minutos para llegar.

En este momento, alguien frenó para asistirnos, y Joe Estrada, padre de Seniesa, le pidió al buen samaritano que los lleve hasta dos salidas más adelante, hasta el estadio.

«Me puse el uniforme y toda mi ropa de combate en la parte trasera de mi auto», rió ella, notando que luego dejaría el vehículo en la autopista. «Llegamos al estadio, y el asistente me vendó las manos en cinco minutos. Me pongo los guantes, ni siquiera llego a calentar, camino directo al ring y gano la pelea por nocaut».

Es el tipo de situación horrenda que puede destruir a un boxeador de menor carácter, pero ahora Estrada puede reír sabiendo que está escribiendo una historia bastante interesante.

«Algún día cuando me retire, mi entrenador (Dean Campos) y mi papá pueden mirar a estas historias y reír», dijo Estrada. «Incluso ahora lo hacemos, porque hemos avanzado mucho desde que me hice profesional. Hemos pasado tantas cosas, algunas veces nos acordamos de algunas y nos reímos.

«Es lindo tener estas historias. Hace que todo valga más cuando estás teniendo éxito y has pasado por tantos momentos duros».

Esos momentos duros, a pesar de que son hoy recuerdos risueños, han tenido un segundo propósito: transformar a una boxeadora talentosa en una luchadora que no puede ser afectada por nada que suceda en el ring.

Estrada stopped Amarilis Adorno in the third round and scored knockouts in her next three bouts.

«Mi fortaleza mental es lo que me transforma en la mejor boxeadora en las 105, 108 y 112, y yo lo sé», dice Estrada, de 26 años y nativa del mismo barrio en el este de Los Ángeles en el que nació su promotor, Oscar De La Hoya. «Yo simplemente quiero continuar ganando y obtener todos los cinturones y toda la exposición, para que la gente pueda ver eso. La fortaleza mental es lo que hace que un boxeador se destaque. En muchos de los boxeadores de antes – como Sugar Ray Leonard, Roberto Duran y Bernard Hopkins -, su fortaleza mental era tremenda. Hoy en día, uno no ve eso en muchos boxeadores».

Estrada lo tiene, y aunque ha sido templada y fortalecida por su propia experiencia, también podría ser que simplemente lo lleve en la sangre. Puede que ya haya estado ahí la primera vez que guanteó, a sus 8 años, con un niño que se esperaba que le diera una paliza y la enviara a su casa para ya no volver al gimnasio nunca más.

«Terminé golpeando al chico con el cual guanteé, lo hice llorar, y luego él no vino nunca más al gimnasio», dijo Estrada, quien encontró su camino en el ring en el Hollenbeck Youth Center, que ayuda a que los jóvenes no sean devorados por las calles de Los Ángeles.

«El boxeo me mantuvo ocupada”, dijo ella. «Y durante mis años de escuela secundaria yo estudié en mi casa, porque viajaba para estar en todos los torneos. Eso me mantuvo alejada de la bebida y la fiesta que mis amigos y compañeros tenían todo el tiempo. Y el boxeo no solamente me ayudó a mí, sino que le salvó la vida a mi padre».

Antes de que Estrada comience a boxear, su padre entraba y salía de la cárcel, y era adicto a la heroína. La perdición era su único camino, pero la floreciente carrera de su hija en el boxeo le aportó algo a su propia pelea también.

«En la época que yo comencé a boxear, él abandonó todo, en seco y de un día para otro», dijo Estrada. «Eso no sucede habitualmente. Dijo que le rezó a Dios una noche y le dijo ‘ya no puedo hacer esto. Voy a terminar perdiendo la vida, y quiero estar ahí para mi hija’. Y dijo que se levantó al otro día y no tuvo ninguna tentación de usar más drogas ni alcohol nunca más. Quería estar ahí para mí, y sabía que yo lo necesitaba para eso. Él era mi único soporte en el boxeo, porque mi mamá no quería que yo boxeara».

«Mi papá está súper orgulloso de mí, y es mi principal fanático y mi gran apoyo. Yo hubiese abandonado hace mucho tiempo si no fuese por él. Me mantuvo andando, siempre me impulsó y siempre me enseñó a creer en mí misma. Es una parte importante de todo mi éxito».

Si suena como una historia digna de Hollywood, es porque quizás lo sea. O al menos eso piensa también la gente que está filmando la historia de los Estrada en el boxeo para lanzarla como película a comienzos del 2020. Ya se está realizando la selección de actores, y el único pedido de Joe es que quienquiera que interprete su rol «tenga un lindo cabello».

«Cuando le pregunté si me dejaba boxear, él no quiso porque pensaba que el boxeo es para muchachos», dijo Estrada. «Y en mi primera o segunda semana de entrenamiento, me puso en el ring a guantear con un muchacho porque quería que me den una paliza y me pongan a llorar. Y así yo le diría que no quería boxear más. De ahí en adelante, mi papá vio mi potencial, y comenzó a entrenarme desde los 8 hasta los 17 años».

Ese capítulo ya está cerrado, pero el siguiente capítulo de Estrada en el ring está apenas comenzando. Con una fecha pactada para encabezar una cartelera de Peleas de Jueves por la Noche en Hollywood para Golden Boy Promotions el próximo 13 de junio ante una rival todavía desconocida, «Superbad» ya tiene el resto del año (y el resto de sus años también) planeado.

«Estaré peleando por mi primer título mundial este año en septiembre», dijo ella. «En los próximos tres años quiero tener todos los cinturones que pueda tener en mi división. Y no solamente quiero cinturones en las 108 libras, los quiero en las 105, 108 y 112. Puedo lograr las 105 y las 108, y luego puedo subir a las 112. ¿Por qué no tratar de obtener todos los cinturones y dominar todas las divisiones?».

La mexicana Yesenia Gómez es la campeona del CMB en el peso mosca junior que Estrada tiene en vistas para septiembre, y después de eso ella no tiene mayores preferencias sobre quién puede ser la próxima.

«Cualquiera que tenga un cinturón», dijo Estrada, con sus motivaciones bien claras. «Además de que quiero esos cinturones, quiero que la gente me vea pelear y derrotar a esas campeonas y obtener todos esos cinturones, porque quiero que la gente sepa que soy la mejor. Yo lo sé. No ando por ahí diciéndolo, pero quiero que el mundo lo sepa y que el mundo lo vea. Quiero terminar mi carrera como la mejor en mis divisiones».

Para entonces, quizás sea el momento de hacer una segunda pelea. Pero mientras tanto, lo que queda es boxear, coleccionar cinturones de campeona, y como dicen los chicos hoy en día, vivir la mejor vida.

«Estoy intentándolo», ríe Estrada.