Friday, April 19, 2024  |

By Don Stradley | 

HÉROE PARA ALGUNOS, MONSTRUO PARA OTROS, LAS ESTATUAS DEL EX CAMPEÓN DE PESO MEDIANO CARLOS MONZÓN SE HAN TRANSFORMADO EN OBJETO DE PROTESTA EN ARGENTINA

La estatua de Carlos Monzón que se erguía en la Ruta 1 en Los Cerrillos, Argentina, ha sido quitada. Durante casi dos décadas, esta figura de tamaño real había marcado el sitio del choque fatal de Monzón, en el que el púgil perdió la vida en 1995. Y había sido también una fuente de controversia.

Roberto Favaretto Forner, escultor de la obra en cuestión, anunció en su página de Facebook en marzo del 2019 que la estatua continuaría almacenada en su taller. Estaba orgulloso de su trabajo, pero entendía los argumentos ofrecidos por los detractores de Monzón, específicamente los grupos de activistas feministas de Argentina, en relación a la condena de Monzón en 1989 por el femicidio de su pareja Alicia Muñiz.



Reconocido escultor con múltiples trabajos expuestos alrededor del mundo, Forner había recibido la estatua nuevamente en su estudio para ser reparada en 2015. No solamente estaba desgastada por las inclemencias del tiempo, sino que también algunos vándalos la habían atacado. El plan de Forner fue restaurarla y ubicarla en un área más protegida, quizás elevada un poco para que los vándalos y los turistas curiosos no pudieran alcanzarla. Pero a medida que iba trabajando, se acumulaban los llamados de grupos feministas. Su esperanza era que la escultura se mantuviese totalmente fuera de vista. Eventualmente, Forner aceptó. Citó otras razone detrás de su decisión, incluyendo el hecho de que el espacio dedicado a la estatua había sido abandonado y descuidado, y que la mayoría de los miembros del comité de tributo a Monzón estaban muertos, pero el factor principal, según lo dijo él, fue el «pedido de las mujeres».

Mientras tanto, en la capital provincial de Santa Fe, un segundo monumento a Monzón sigue en pie. Ya se han hecho pedidos para quitarlo, pero sin éxito.

Un gigante de mármol de 12 metros de altura y con un peso de 20 toneladas, el monumento a Monzón que permanece en su sitio es una atracción turística importante sobre la costa de la ciudad. Una página web llamada «Welcome Argentina» lo señala como un hito local imperdible. El folleto cibernético en cuestión señala a Monzón como un «ídolo popular» que se ganó «el amor del pueblo argentino» pero no hace mención al hecho de que asesinó a una mujer. Curiosamente, el folleto lo describe como a un hombre «no tan afortunado fuera del ring» y agrega que «nadie puede juzgarlo».

Todos saben que Monzón era un personaje escandaloso. Y aun así, es muy querido para la gente de su provincia natal de Santa Fe.

Su historia es un típico caso de mendigo a millonario. Fue un niño muy pobre que se terminó transformando en uno de los mayores boxeadores de todos los tiempos. Se mezcló con la realeza, actuó en películas, y tuvo romances con actrices hermosas.

Reinó como campeón de peso mediano desde 1970 hasta su retiro en 1977. Sus 14 defensas exitosas del título mundial fueron un récord hasta que Bernard Hopkins las superó en el 2002. Pero Monzón no fue solamente un campeón de boxeo. Fue un emblema nacional.

El 14 de febrero de 1988, Alicia Muñiz fue encontrada muerta en el patio de la casa en la que Monzón se hospedaba en Mar del Plata. Había sido estrangulada y lanzada desde el balcón. Monzón negó haber sido partícipe de su muerte, pero un panel de jueces lo encontró culpable de asesinato.

Monzon y Muñiz, 1981

Le dieron una sentencia bastante ligera (11 años de cárcel), y al cumplir sus siete años de reclusión se le requería presentarse en la cárcel de Las Flores solamente por la noche durante la semana. Una libertad morigerada por buen comportamiento le permitía entrenar boxeadores en Santa Fe durante el día y quedarse en casa de su hijo en los fines de semana.

En enero de 1995, mientras regresaba de un asado el fin de semana, falleció en un accidente automovilístico.

Para muchos en Argentina, la muerte de Monzón a sus 52 años pareció absolverlo de su crimen. El presidente del país en aquel momento, Carlos Menem, sintetizó el sentir popular al sugerir que Monzón sea recordado no ya como un asesino, sino como un gran campeón de Argentina. Así comenzaba la rehabilitación de la imagen de Monzón. En su momento, el asesinato de Alicia Muñiz fue visto como una tragedia no para ella sino para Monzón, a quien se lo mostraba como un hombre de orígenes indígenas que superó la pobreza extrema y se transformó en una inspiración para todos los argentinos. En cuanto a la condena por asesinato, sus más fervientes admiradores creían que Monzón había sido encarcelado erróneamente. Otros sintieron que su leve sentencia carcelaria representaba un castigo suficiente. El 28 de octubre de 1996 se develaron dos monumentos: el monolito en Santa Fe y la cruda figura de Los Cerrillos. Monzón se había transformado en un trágico héroe popular argentino.

Pero para 2010, las opiniones ya estaban cambiando.

En el 15to aniversario de la muerte de Monzón, se anunció que la estatua del lugar de su muerte había sido vandalizada, y que una parte grande de su pierna había sido mutilada. Se creyó en su momento que los niños de la zona habían causado los daños, o quizás algún turista buscando llevarse un souvenir, pero algunos se preguntaron si algún grupo feminista había estado involucrado también.

Se formó una patrulla de voluntarios en el 2014 para cuidar la escultura de la Ruta 1, pero los vándalos continuaron atacándola. Más recientemente, alguien hizo pintadas con aerosol en la base del monumento, con la frase «donde hay violencia no hay amor».

Cuando Forner se propuso restaurar la estatua en 2015, aparecieron personas recaudando fondos para solventar los gastos, y hubo una gran donación de materiales que incluyó llaves, pedazos de cañerías, y cualquier cosa que pudiese ser derretida y usada. Incluso la familia de Monzón se involucró en el esfuerzo por reparar la obra, aunque Forner continuó mostrándose preocupado porque su trabajo seguía estando vulnerable a los ataques.

Mientras la estatua de Forner estaba en su taller, grupos feministas comenzaron a hacer piquetes frente al lugar en el que se emplazaba la estatua. Inspiradas por las instalaciones artísticas «Zapatos Rojos» de la artista mexicana Elina Chauvet, que consisten en cientos de zapatos rojos ubicados en plazas y lugares públicos para atraer la atención al problema de la violencia de género, las manifestantes argentinas comenzaron a dejar sus zapatos rojos en la base de la otra estatua frente al río. En 2018, un grupo político creó una placa falsa y la fijó a ese monumento. Decía “Carlos Monzón, Campeón Mundial, y femicida.”

La placa arroja luz sobre un fenómeno reciente en Argentina, puntualmente el hecho de que los tributos a Monzón han causado que se ignore cada vez más el asesinato, como si la turbulenta vida personal de Monzón fuese un asunto personal que nada tiene que ver con su historia.

El periodista argentino Carlos Irusta cubrió toda la carrera de Monzón, y escribió una biografía del boxeador en el 2017. Él entiende las dificultades enfrentadas por los admiradores de Monzón, y explicó sus sensaciones en una entrevista con MundoD.com.

«El aprecio por una persona va más allá de ciertas cosas», dijo Irusta. «A lo mejor estoy diciendo algo políticamente incorrecto. Un periodista amigo, que ya falleció, me confesó: ‘Monzón no es más amigo mío porque mató a la mujer’. Es entendible. Me costó separar. En el fondo, le rogaba a Dios que eso que se conoció en un primer momento no fuera real. Lo fue».

Los intentos por mostrar a Monzón como un personaje violento con las mujeres, tal como fue el caso de una serie televisiva reciente en Argentina llamada «Monzón», a menudo son contraatacados con refutaciones fuertes. Cherquis Bialo, uno de los periodistas deportivos más notables de Argentina, sintió que la serie fue «muy ofensiva a la memoria de quienes pudieron estar a su lado”. Bialo, claramente, es un gran ejemplo de la adoración a Monzón que arrasó con todo el país. Apreciaba tanto a Monzón que aduce haber orinado alguna vez en un vaso para que el boxeador pudiera saltearse una prueba antidoping tras una pelea en París.


20-20 vision – The Greatest Fighter from Argentina: Carlos Monzon


Aún así, hay una sensación a estas alturas, ya casi en el 2020, que la pasión por Monzón ha llegado a su techo en Argentina. La serie televisiva, a pesar de estar llena de imprecisiones, lo muestra como un personaje oscuro, torturado por los celos. La estatua de la Ruta 1 sigue acumulando polvillo en un rincón del taller del artista. Pero el monumento frente al río tendrá más presencia en el tiempo que la estatua de Forner, y no solamente debido a su enorme tamaño.

Los comerciantes locales apoyan la presencia de la colosal estatua debido a su valor como atracción turística. Mucha gente se acerca a la costanera específicamente para tomarse una foto junto a ella. Y luego, según cuenta la teoría, consumen en sus comercios. El más beneficiado es un restaurante cercano especializado en pescado de río, que alguna vez perteneció a «Chiquito» Ulerich, amigo personal de Monzón. A pesar de que Ulerich falleció en 2011, su familia mantiene su negocio, y el restaurante es muy popular no solamente por sus recetas de pescado, sino porque es una especie de santuario para el boxeador fallecido, con una silla vacía reservada en todo momento en su memoria. La familia Ulerich seguramente tendrá una disputa con cualquier grupo que intente quitar ese monumento. Aun así, las manifestantes feministas ocasionalmente organizan marchas alrededor del monumento, imposibilitando que los turistas se acerquen.

Silvina Sierra, militante del movimiento «Ni Una Menos», argumentó que el campeón de boxeo y el símbolo asesino del «odio machista» son la misma cosa.

«Monzón era y sigue siendo el típico estereotipo de macho», le dijo Sierra a unosantafe.com en 2017. «El que al igual que muchos varones machistas, creyó que las mujeres son una cosa que les pertenece».

En febrero de 2018, para el 20mo aniversario de la muerte de Muñiz, Ni Una Menos realizó una marcha en la ciudad. En sus declaraciones, se leía lo siguiente: «Nuestra objeción radica en que consideramos que ningún femicida –tenga el oficio o profesión que sea – puede tener un monumento en un espacio público. Si un científico descubriese la cura del cáncer y fuera un femicida el cuestionamiento sería el mismo».

Parecía que los defensores de Muñiz estaban siendo escuchados cuando Gabriela Sosa, subsecretaria del Departamento de Políticas de Género de Santa Fe, sugirió que se debería hacer un debate, y que la estatua podría ser reemplazada por algo que represente los derechos de las mujeres. Pero la propuesta de Sosa no llegó a nada.

«El tema no avanzó”, reportó la columnista Victoria Rodríguez. «No hubo debate». En su lugar, escribió Rodríguez, el grupo de mujeres quedó relegado a discutir sus temas en foros de internet, mientras que los «periodistas (hablaron) sobre el gran campeón, el que ‘puso a Santa Fe en el mapa’».

Rodríguez y otros han comentado sobre el enfoque frío y distante que se tiene en Argentina sobre el tema del abuso de género, y el gradual ascenso en la violencia de género en la ciudad natal de Monzón. En Santa Fe, entre mayo y agosto del 2017, el gobierno provincial registró 3692 casos de violencia de género. Un estudio realizado en Santa Fe por la concejala Norma López reportó 31 femicidios en 2015, 36 en 2016, y 38 en 2017. En septiembre de 2019, el periódico Buenos Aires Times reportó 235 femicidios en Argentina hasta ese momento en el año, lo cual equivalía a uno cada 26 horas. (Para quienes se lo pregunten, Estados Unidos está muy por encima de Argentina en femicidios. Según un reporte del Centro para Políticas de Violencia, un grupo que propone un mayor control de las armas de fuego, con base en Washington D.C., se estima que unas 1706 mujeres estadounidenses fueron asesinadas por hombres en 2012).


‘Carlos Monzon: A glamorous but tragic life’


Los seguidores de Monzón insisten en que el campeón no tuvo nada que ver con el alto número de mujeres asesinadas en Argentina, y que su vida personal debería ser juzgada de manera separada de sus logros como boxeador. El sencillo argumento esgrimido, que señala que el monumento homenajea a un campeón y no a un hombre que estranguló a su mujer, ha sido sorprendentemente efectivo a la hora de hacer callar al movimiento anti-Monzón. Incluso Forner sintió que era válido honrar la memoria del atleta más popular de Santa Fe.

La estatua de la Ruta 1 fue vista por última vez en el estudio de Forner, de espaldas, balanceándose precariamente sobre una plataforma. Una fotografía de la estatua en su sitio actual ha circulado en algunas páginas web de Santa Fe. Entre los muchos proyectos no terminados de Forner, la vieja efigie de bronce y concreto parece casi tan útil como un Chevy oxidado. ¿Acaso Forner realmente se puso del lado de las activistas del feminismo, o simplemente se cansó de ver su trabajo destruido por vándalos? Nunca lo sabremos con certeza. Pero la estatua está fuera del ojo público, y los activistas pueden contar esto como una victoria.

Pero, por otra parte, el monolito en la costanera no tiene planes de ser movido o quitado.

Para mucha gente en Santa Fe, el monumento que aún queda en pie no es un símbolo del odio machista. Representa a uno de ellos, a un hombre que logró vencer a la pobreza.

Aquellos que lo ven como un mal ejemplo no abandonan su lucha. Pero poco a poco se van enterando que 20 toneladas de mármol no son nada cuando se las compara con el perdurable legado de Carlos Monzón.